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NUEVE DÍAS DE TERROR

Kuwait busca en Argel una solución al secuestro

Argelinos y kuwaitíes estudiaban ayer en Argel una posible solución al secuestro del Boeing 747 de Kuwait Airways, perpetrado hace ya 10 días. El aparato -un largo pájaro blanquiazul, recortado en la calima contra las montañas del Atlas Blindian, permanecía varado en la pista del aeropuerto Huari Bumedian. El ambiente, por voluntad de todas las partes implicadas en los hechos, era menos dramático que en las precedentes jornadas de esta historia. Era el noveno día de cautiverio y la tercera escala imprevista del avión del martirio. Los kuwaitíes terminaron aceptando un modo indirecto de negociación con los piratas del aire. A mediodía de ayer, un avión de emirato descargó en el aeropuerto de Argel una delegación de personajes con pañuelos y túnicas blancas. La dirigía Saud al Osaimi, número dos del Ministerio de Exteriores del emirato petrolero.

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Mediadores de éxito

Las personalidades kuwaitíes fueron recibidas por el ministro argelino del Interior, El Hadi Jediri, el hombre que tenía los últimos datos sobre la voluntad de los revolucionarios islámicos dueños del Boeing 747. Argelinos y kuwaitíes se encerraron en una sala del aeropuerto, al lado justo de donde acampaba sobre el césped la nutrida tribu de periodistas.Pasaron las horas y nada ocurrió. El avión seguía frente a la torre de control y la terminal principal. Los viajeros lo miraban curiosos desde la cafetería. Las cámaras de televisión enfocaban la inerte máquina, sin registrar el menor movimiento exterior.

El Boeing 747 había llegado a Argel de madrugada. "Buen viaje", le habían deseado los controladores de Larnaca. Estaba claro que si Argelia había aceptado recibir al aparato, era para poner punto final a su calvario,, sin romper por ello una estricta neutralidad sobre el fondo del asunto.

Menos evidente era la actitud de los siete u ocho individuos que, encapuchados y armados hasta los dientes, controlaban el interior del aparato. En su último comunicado en Larnaca, afirmaban estar dispuestos "a ir hasta el fin, hasta la victoria". "Hemos decidido colocamos, las mortajas de la muerte. O nos devuelven ahora a nuestros 17 hermanos o los encontraremos en el paraíso de la felicidad eterna".

Evitar el asalto

Si los piratas habían aceptado salir de Larnaca era para evitar el eventual asalto de: un comando antiterrorista, se decía en Argel. Celoso de su independencia, el país magrebí no consentirá la intervención en su suelo de ninguna fuerza extranjem.

"He encontrado a los secuestradores tranquilos y seguros. Me han reiterado su reivindicación relativa a la liberación de los 17 detenidos en Kuwait, declaró por la mañana el ministro argelino del Interior. "Pero aquí no habrá actos de violencia", añadió.

El Hadi Jediri, tras entrevistarse por radio dos veces con los piratas, subió hacia las ocho de la mañana al aparato. Dos encapuchados le recogieron en la escalerilla y le despidieron tras unos 40 minutos de conversación. El ministro no pudo traer noticias sobre el estado de los 32 rehenes que permanecían a bordo.

[Un alto responsable de seguridad del Ejército argelino, el coronel Bien Mechine, subió al aparato poco antes de las cuatro de la tarde, al parecer en respuesta a una petición de los piratas del aire, informa France Presse.

Los argelinos habían propuesto que, el jefe militar fuese acompañado de Mohamed Tafar, un especialista de cuestiones palestinas en el FLN (el partido único argelino). Pero esta oferta fue rechazada. Machine entró solo, por tanto, al aparato.]

A la espera de un final feliz -y sólo podía haberlo si se garantizaba algún tipo de inmunidad a los piratas-, el ambiente en el aeropuerto de Argel era relativamente relajado. Lo evidenciaban tres agentes de seguridad argelinos que tomaban fotos para el álbum familiar al pie del Boeing 747.

Hacía calor y angustiaba pensar en los rehenes. Debían estar sudando la gota gorda. Pero el aeropuerto Huari Bumedian seguía su vida normal. Los aparatos aterrizaban y despegaban no lejos del avión del martirio, el nombre que, con aciertoje han dado los piratas. La vigilancia en torno al Boeing kuwaití era muy discreta. Si uno no se fijaba en los dos vehículos militares y los dos Mirage apostados a lo lejos, se habría pensado que era un aparato esperando su pasaje. Sólo lo desmentía la curiosidad de las gentes y el grupo de periódistas y agregados militares de embajadas extranjeras que no lo perdían de vista. Policías secretos argelinos, uniformados con gafas oscuras, deambulaban por todas partes.

[Uno de los pasajeros liberados el martes en Chipre aseguraba ayer, en una entrevista publicada en el diario kuwaití Al Qabas, que dos nuevos secuestradores se unieron a los piratas del aire durante su primera escala en la ciudad iraní de Mashad, informa Reuter.]

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