Noriega ofrece dejar el cargo en agosto si hay tranquilidad politica en Panamá
El general Manuel Antonio Noriega ha ofrecido a la oposición y a Estados Unidos dejar la comandancia de las Fuerzas de Defensa panameñas el próximo mes de agosto, al cumplir los cinco años como hombre fuerte del país, si para entonces se dan las circunstancias de tranquilidad política que permitan su retiro voluntario, según han afirmado fuentes diplomáticas latinoamericanas, que pidieron no ser identificadas. "Antes de esa fecha, el general Noriega no va a dejar su puesto de forma pacífica", comentaron las fuentes citadas.
El general Noriega presentó recientemente, a través de diversas vías, a los grupos que dirigen en Panamá la oposición contra su Gobierno y a la Administración norteamericana, un plan de solución de la crisis que supone su retiro del poder el 12 de agosto de 1988 —fecha en que cumple su quinto año en la comandancia— a cambio de que, para entonces, Washington haya levantado las sanciones económicas contra Panamá, haya cerrado los dos procesos abiertos en Florida contra él por narcotráfico y se le permita seguir en Panamá.
Este plan ni siquiera ha sido considerado por la oposición, que se niega a dialogar antes de que Noriega abandone el país y no acepta la posibilidad de que el general se quede en Panamá una vez que deje el poder. "No queremos un norieguismo sin Noriega", comentó un alto dirigente de la Cruzada Civilista aludiendo al riesgo de que Noriega, al que se le calcula una gran fortuna personal, mueva los hilos y el dinero para llevar al poder a personas de su confianza.
Las fuentes diplomáticas consultadas consideran que, sin la aceptación de este plan, o alguna similar, no habrá solución pacífica en Panamá. Sin embargo, el presidente Manuel Solís Palma, pronosticó ayer, en una entrevista con un periodista extranjero, que se encontraría una salida a la situación actual en el plazo de una semana. Solís no quiso decir si existía una relación entre esa pronta salida y el anunciado regreso al país de Arnulfo Arias, el Iíder más carismático entre los políticos panameños. Las fuentes citadas anteriormente consideran que, acuciado por las próximas elecciones presidenciales, EE UU está obligado a "una solución rápida y correcta" de la crisis, que alcanza cada día signos de mayor conflictividad.
Denuncio de espionaje
El domingo por Ejército presentó en una conferencia de prensa restringida a un ciudadano panameño al que se acusa de haber sido contratado por los servicios de inteligencia norteamericano para participar en acciones de sabotaje y espionaje de instalaciones militares. El detenido, Fabio Octavio Wailis Caballero, apodado cobra negra, se confesó antiguo combatiente de la contra nicararagüense y dijo haber sido reclutado por un sargento del Ejército de Estados Unidos para tomar fotos de cuarteles y de puntos estratégicos en la provincia de Chiriquí. Para esa misión, Wailis recibió una pequeña cámara automática y 30 dólares (3.500 pesetas). Según su propia declaración, a Wallis le encomendaron también la organización de un grupo de 30 personas para provocar disturbios callejeros.
Por otro lado, el domingo fue expulsado del país el dirigente de la Cruzada Civilista Carlos Ernesto González de la Lastra, quien había sido detenido diez días antes. De la Lastra, que se ha convertido en el primer exiliado forzoso de este régimen, permaneció refugiado antes de su salida hacia Venezuela en la Nunciatura Apostólica. El embajador de España, Tomás Lozano, entre otros representantes diplomáticos, realizó gestiones ante las autoridades panameñas en favor del dirigente opositor.
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