Los filósofos jóvenes debatirán sobre literatura en su próximo encuentro
La literatura será el objeto de análisis a debate en el 26º Congreso de Filósofos Jóvenes que se celebrará en 1989 en Plasencia, según decidieron ayer en Cáceres los asistentes a la clausura del 25º congreso. Como vicepresidenta en 1989 y presidenta en 1990 fue designada Teresa Oñate, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, mientras que el hasta ayer vicepresidente, Fernando Castro, fue confirmado como presidente.
El congreso terminó con un repaso a la filosofía y la política en la España de los últimos 26 años y a su presencia en los congresos de filósofos jóvenes celebrados hasta ahora. Isidoro Reguera, catedrático de la universidad de Cáceres, hizo un recorrido crítico por la historia inmediata, desde 1963, año en el que nacieron los congresos, entonces sintomáticamente llamados convivencias, hasta nuestros días, mostrando cómo a partir de 1970 (en 1969 no hubo encuentro debido al estado de excepción) las reuniones de los filósofos jóvenes pasaron a tener un carácter abiertamente libre y a acoger las corrientes más vivas del pensamiento de la época, en especial el marxismo y la filosofía analítica.Posteriormente Reguera distinguió entre los problemas padecidos por los vanos grupos generacionales de la posguerra española, con especial atención para aquellos que hoy tienen unos 40 años y para los más jóvenes. De los primeros dijo que fueron "pescados casi para la docencia en el bar de las facultades" en un momento en el que la Universidad española incrementó en un 60% sus plantillas docentes. La mayoría de éstos han sido definitivamente incorporados a la Universidad por la ley de Reforma Universitaria, a la que calificó de fracaso. Se trata de una generación, dijo, ayer heroica y hoy melancólica, excepto en el caso de los que cayeron por el camino o de los que, "apóstoles renegados", han pasado a justificar opciones partidistas "haciendo de la política lo más ajeno a la filosofía".
Reguera se refirió posteriormente a los jóvenes de hoy, "espectadores que sufren el desencanto de sus mayores, pero que lo sufren desinteresadamente ante la falta de pasado y de futuro".
Sálvese quien pueda
Borja Casani, por su parte, se limitó en su intervención a hacer una apología de una forma de vida cuyo valor último sería un sálvase quien pueda y que estaría asociada a una estética de lo nuevo y efimero que parte del desprecio de la obra original para atender a la copia de la copia. Emilio Lledó y Javier Muguerza, por su parte, excusaron su asistencia.En la sesión del día anterior habían intervenido, entre otros, Pedro Chacón, que realizó una efusiva defensa del cosmopolitismo; Víctor Gómez Pin, que propuso una unificación de los saberes; Ángel M. Molina, que contrapuso universalismo y nacionalismo; José Luis Molinuevo, que criticó el actual exceso de conciencia histórica de quienes no han pasado por la historia, y Jesús Mosterín, que provocó las iras de cierto sector de los presentes al identiflicar patriotismo y nacionalismo y definir este último como una "religión laica para gente crédula, masoquista y con mala leche".
Aseguró que en su origen los nacionalismos contenían algunas promesas, pero que todas habían sido incumplidas, y definió como instrumento del Estado nacional el sistema educativo y el ejército. Finalmente afirmó que es un escándalo el atraso de la actual filosofía política, que se encuentra, dijo, en un estado grave de subdesarrollo.
Babelia
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