El terrible dramón
La devoción de la Cruz es una de las obras más disparatadas de Calderón de la Barca en su empresa de pintar la España loca de su tiempo, las hiperestesias de linaje, casta, honor y soberbia; y su propio inconsciente, tan turbio que haría estremecer de felicidad a un psicoanalista. Cómo la obsesión del reprimido por todas partes quiere colocar ciertas posibilidades de transgresión: la sombra del incesto, la salvación del pecador horroroso, la fuerza del amor y, en fin, la apoteosis de la cruz -en este caso de neón- fulminando a todos y escogiendo a los devotos. Algo recogió Zorrilla de todo esto -la novicia, el punto de salvación, el confeso y salvado cuando ya está muerto-, aunque el romanticismo lo envolviese todo con un hálito superior.La gran vocación teatral de Eusebio Lázaro y de Marina Saura les ha lanzado contra este imposible con su compaftía, a la que dan el gran nombre de Shakespeare; no lo han hecho sin suerte, puesto que fueron contratados primero por el Festival de Almagro y ahora por el de Madrid. A cuyo público joven no corresponde esta casuística ni los perfiles de dramón, y ríe a veces muy ostensiblemente cuando se encuentra con los momentos culminantes. A pesar del denuedo de todos, incluido el gran pintor José Hernández, venido aquí a escenógrafo. De todas formas, siempre estremece ver una vez más que existió una España sí y que, pese a la risa de los jóvenes, consiguió infiltrarse por los siglos y dejar, todavía, algunas huellas en las páginas de sucesos de hoy
La devoción de la Cruz
De don Pedro Calderón de la Barca. Dirección: E. Lázaro. Intérpretes: E. Lázaro, M. Saura, C. Mendy, J. C. Montalbán, C. Robles, M. A. Suárez, E. MacGresor, N. Novo, M. Dualde, J. Polanco, A. Charnorro, M. Gredilla, C. Kaniowsky (Compañía Shakespeare). Escenografía: J. Hernández. Teatro Albéniz. 16 de marzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.