Detenida una azafata colombiana con mas de nueve kilos de cocaína impregnados en sus ropas
Una azafata de la líneas aéreas colombianas, Avianca, fue detenida el pasado martes en el aeropuerto de Barajas con más de nueve kilos de cocaína impregnados en sus ropas y otros 400 gramos ocultos en un aerosol, que iban a ser distribuidos por Madrid. En la detención colaboraron con las fuerzas policiales la Guardia Civil y funcionarios del cuerpo de Aduanas.
La azafata colombiana, Esperanza Roa Leguizamón, de 25 años, llegó a las 11.45 desde Bogotá y tras percatarse de la presencia policial se introdujo en el servicio de señoras, donde abandonó el aerosol.
Acto seguido la policía entró en el recinto descubriendo los 400 gramos de cocaína ocultos en una bolsa de plástico dentro de la laca del cabello que acababa de dejar la sospechosa.
Los funcionarios de la sección de Estupefacientes de la Brigada Regional de Policía Judicial, dejaron, como es habitual, que la sospechosa saliera normalmente por si se encontraba con su contacto en el mismo aeropuerto. No fue así, y cuando subía al autobús que la transportaría a Madrid fue detenida.
Por la humedad
La policía, que ya había apreciado la humedad de las prendas que llevaba en la maleta, comprobó, con el método del drogatest, que las ropas contenían cocaína. Posteriormente la policía contabilizó 9.825 gramos de cocaína entre la droga absorbida por las prendas y la que contenía el aerosol.Según fuentes policiales, la detenida comentó que había recibido 8.000 dólares, casi un millón de pesetas, por introducir la droga en España.
El procedimiento de transportar la cocaína disuelta se ha utilizado en pocas ocasiones en España. La droga se disuelve en agua y posteriomente se pone a remojo la ropa.
En estos casos la policía mide la humedad de las ropas y su textura cuando descubre una maleta sospechosa. El procedimiento para extraer de nuevo la cocaína es el inverso: se deja evaporar el agua para rescatar el estupefaciente.
Los casi 10 kilos de cocaína se hubieran convertido, una vez adulterada, en más de 500.000 dosis, que puestas en el mercado supondrían unos 150 millones de pesetas.
Esperanza Roa ya había realizado varios viajes a España y carecía de antecedentes penales. La policía investiga en la actualidad las posibles conexiones de la azafata con los traficantes que operan en España.
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