Crucero de lujo
Puede decirse que tener un grupo como Transatlantic en un pequefío club es un verdadero lujo. En 1983 aparecieron como formación: un all stars de músicos internacionales -Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia y Argentina- desde largo tiempo afincados en Barcelona. Recientemente dejó el grupo John Dubuclet, trombonista y compositor -junto a Jean Luc Vallet- del temario original. Ahora quinteto, Transatlantic parece haber ganado en fuerza, en calor, y no por haber perdido a un buen músico sino por haber ganado libertad en la reducción. Hay más espacio para los solos y menos necesidad de atención al ensamblaje de vientos y rítmica. No quedan fríos, no; más bien todo echa humo del mejor hard-bop.Son cinco músicos que en todo momento tienen cosas que decir. Peer Wyboris es un baterista capaz de moverlo todo, un agitador constante y sutil, un dialogante continuo (su trabajo bajo los solos de Vallet es su índice). Horacio Fumero, compañero de Peer con Tete Montoliú, es un contrabajista capaz de sobresalir en conjunto tan impecable. Sabe ser tan loco como cuerdo y el desarrollo de sus líneas le lleva a menudo a saltar a primer plano. Jean Luc Vallet es un pianista que cada día resulta más inverosímil, un músico plenamente original y tanto su forma de ataque como el desarrollo de sus ideas son rotundamente personales. Matthew Simon se mueve a igual satisfacción en los dos registros de la trompeta. En los bajos resulta concentrado y sabio, en los agudos es un estallido impresionante. En el tenor, Dave Pybus conjuga la serenidad de su concepción con saltos hacia el énfasis emotivo.
Transatlantic
Café Clamores. Madrid, 14 y 15 de marzo. Café Mezcal. Salamanca, 16 y 17 de marzo.
Babelia
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