Si a una persona
que me ha salvado la vida la odiase y la marginara porque en una ocasión discutió conmigo, yo sería una grandísima hija de puta. Pues bien, eso es exactamente lo que ha hecho don Paco Umbral en su artículo de La Elipse del domingo pasado.Me parecería lícito recordar el pasado franquista del señor Suárez como biografía o como anécdota, pero hacerlo con saña, a estas alturas y después de todo lo ocurrido, ya no sé si llamarlo maldad o pura estupidez.
Además, cualquier periodista por tonto que sea sabe ya que el franquismo del señor Suárez tenía unas metas muy concretas: devolverle a usted, señor Umbral, la libertad de escribir. En pleno franquismo, Suárez fue visto con don Juan Carlos en un partido de fútbol, por ejemplo. En pleno franquismo, y como director de RTVE, Suárez se saltaba al ministro del ramo para promocionar la figura del príncipe, que entonces estaba vedado por el franquismo. Pero con todo, lo peor de su artículo no es recordar este pasado de la forma como lo ha hecho, sino presuponer otra vez más el franquismo si Suárez volviese a la Moncloa. El colmo de la falacia y la sandez.
Porque no es ya que el señor Suárez haya sido el primer currante por la vuelta de la democracia, hasta límites casi sobrehumanos (¡memoria, señor UmbraI!), no es ya que el señor Suárez se marchase voluntariamente después de cinco o seis años, no es ya que el señor Suárez se jugase la vida como ninguno un 23 de febrero (para salvarle la suya, precisamente, señor Umbral), es que además ahí están los socialistas gobernando, señor Umbral.
Pero es que, por si falta algo a la falacia y la estupidez de su artículo, habría que añadirle el de la incongruencia. Usted ha escrito, precisamente sobre el señor Suárez, los más bellos artículos sobre un político que yo haya leído jamás en la Prensa española. Usted lo ha exaltado y defendido y agrandado su figura como nadie. ¿Recuerda el artículo tras su dimisión?
¿Qué le ha impulsado ahora a escribir esto? El dinero o el arrumaco al poder. El que la popularidad del señor Suárez esté a la misma altura que la del intocable Felipe.
Soy socialista de toda la vida y tampoco quisiera que Suárez ganase unas elecciones, pero no es ético volver a destruir a una persona, como ya la destruyeron en su día, con grave riesgo para todos, con calumnias y presunciones.
A mí el que un hombre vapuleado como nadie, hasta el extremo de tener que dejar lo que el pueblo le había dado con los votos, el que un hombre con un pequeño partido sin recursos, el que un hombre prácticamente vedado en nuestra única televisión y en otros medios llegue a alcanzar en la estima de los españoles el mismo grado que el todopoderoso jefe de Gobierno, del todopoderoso partido socialista, me merece un respeto imponente, y creo que al pueblo no franquista, que somos mayoría, también.
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