Nadie quiso la autopsia

El 5 de marzo de 1987, seis días después de la fecha en que, según Argel, falleció Domingo Iturbe, el profesor Yusef Mehdi, jefe de Medicina Legal del hospital Mustafa de Argel, aseguró que el dirigente de ETA había fallecido por un fuerte traumatismo craneal tras chocar el coche en el que viajaba contra un poste. El cuerpo de Iturbe salió despedido, según la versión argelina, a través del parabrisas, ya que no tenía puesto el cinturón de seguridad.En las fotografías mostradas, se observó que Iturbe presentaba un fuerte golpe en el lado derecho de la cabeza y un derrame alrededor de los ojos, quizá producido, según el forense, porque el dirigente de ETA llevaba gafas de sol en el momento del siniestro.

El hermetismo informativo de las autoridades argelinas en relación con la presencia de miembros de ETA en su país hizo que los periodistas desplazados a Argel entonces se sorprendieran por la profusión de datos que aportó la policía argelina para sostener una versión que presentaba lagunas.

Sin embargo, ni los familiares directos del fallecido -estuvieron en Argel su esposa, su hermana y el esposo de ésta- ni las autoridades españolas -que podían haberlo exigido- pidieron que se realizara una autopsia al cadáver. Asimismo, las autoridades argelinas comentaron que no habían creido oportuno realizar la autopsia y Yusef Mehdi precisó que el caso no estaba incluido en los que la legislación argelina obliga a efectuar autopsias.

A los periodistas también les sorprendió entonces que Argel descubriera que en el país se encontraban Ignacio Aracama y Belén González, que viajaban con Iturbe en el mismo coche, pero fueron dados de alta el 3 de marzo y confirmaron la versión argelina.