Amor a una ciudad
Todos los que participaron en la apasionante tarea de dotar a Barcelona con un museo dedicado a Picasso coinciden en señalar que el artista seguía con extraordinaria precisión la evolución de la empresa, gracias a una maqueta en madera del palacio Berenguer de Aguilar que se le hizo llegar hasta Francia. "Solía pasearse mentalmente por su museo, del que conocía la exacta colación de las obras", señala Joan Gaspar.En 1968, y luego de que el Ayuntamiento comprara una obra suya, Picasso decidió donar los 57 cuadros que integran la serie de Las Meninas y la vida. "Su recuerdo de Barcelona, donde pasó sus mejores años formativos, era extraordinariamente vivo y afectuoso", recuerda Gustavo Gili. "Por aquella época la ciudad volvió a recobrar un peso importante en su vida. Junto a la fundación del museo hay que recordar la construcción de la nueva sede del Colegio de Arquitectos, que también hace pocos días ha celebrado los 25 años de su fundación", en cuya fachada Picasso inscribió su obra.
Calle del arte
En cuanto a la ubicación del museo en la calle Montcada, Porcioles insiste en que el propio Picasso había señalado su interés de hacer un centro "pensando en los barceloneses".
Según Porcioles, el Ayuntamiento tenía el proyecto de convertir toda la calle en un conjunto de museos dedicados a las artes aplicadas. "Sólo se llegó a crear el Museo de la Indumentaria, pero pensábamos abrir otros dedicados al hierro, al vidrio, a la madera... En este conjunto el Picasso,hubiera constituido la gran excepción".
Babelia
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