Nuevos escándalos salpican la Administración pública en Italia
![Juan Arias](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5a86bcd5-e5fc-49ab-b292-f3043b0fbfd4.png?auth=2d48be4f56908c68f3c88d7da3c4bd83b9078e68267346b6bac73e371847252d&width=100&height=100&smart=true)
El mapa de los escándalos administrativos se está extendiendo en Italia como una mancha de aceite. Además de los ex ministros Franco Nicolazzi secretario general socialdemócrata que acaba de dimitir, y del democristiano Clelio Darida, ahora son acusados, por el mismo escándalo de las llamadas cárceles de oro, el ex ministro democristiano de Correos Vittorino Colombo y el ex subsecretario de Justicia Gaetano Scamarcio.
Simultáneamente, los jueces de Roma han anunciado la apertura de un proceso penal contra el actual ministro de Investigación Científica, Antonio Ruberti, socialista, y 12 directores de otras tantas clínicas del Policlínico de Roma algunos de fama internacional. Se les acusa de "estafa agravada" por haber declarado a la administración regional más camas de las que real mente existen en el gran hospital romano. La pena prevista para el delito imputado va de uno a cinco años de cárcelMientras tanto, Piero Ottone, presidente del Consejo de Administración del diario La Repubblica y ex director de Il Corriere della Sera, una de las firmas más prestigiosas del país, acaba de dedicar su último libro, titulado Negocios-moral, precisamente al problema de la corrupción administrativa en Italia.
Según Ottone, la corrupción existe en todos los países pero en Italia tiene una característica inédita, y es que mientras en países como Estados Unidos, Reino Unido, Holanda, etcétera, "se reacciona, se escribe contra la corrupción procurando extirpar el mal, los italianos se resignan frente a la podredumbre como si se tratase de algo incurable, sin siquiera intentar algún remedio".
Señala Ottone que en Italia se condena a la clase política y empresarial "en bloque, sin distinciones, lo cual acaba suponiendo una especie de absolución general". De ahí, dice Ottone, que cuando es acusado o procesado y condenado un ministro o un importante hombre de negocios "no se maravilla nadie ya que se piensa sencillamente que por razones oscuras han sido acusados por quienes son más poderosos que ellos, y que han perdido su protección, pero que en realidad los señalados con el dedo no son peores que sus colegas en libertad".