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Luca Ronconi: "Goldoni es un planeta por descubrir"

El director italiano presenta en Madrid y Barcelona 'La serva amorosa'

, La serva amorosa, de Goldoni, con dirección de Luca Ronconi, abre la 81 edición del Festival de Teatro de Madrid (teatro Español, del 2 al 6 de marzo) y posteriormente se presentará en el Mercat de les Flors de Barcelona. Se trata, en opinión de los teatrólogos, de un Goldoni menor, una especie de ensayo o aperitivo previo al gran éxito de La locandiera, que el veneciano estrenara en el mes de diciembre de 1753, el mismo año en que sube al escenario La serva amorosa. Escrita para el lucimiento de la soubrette Maddalena Raffi Marliani -la mejor actriz de la segunda mitad del siglo XVIII italiano-, La serva amorosa era en la actualidad una obra totalmente desconocida para el público italiano hasta que Luca Ronconi la desenterró, con gran éxito, en el teatro Comunale de Gubbio en octubre de 1986. Para Ronconi, Goldoni es un planeta por descubrir.

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Según Ronconi, ese montaje suponía un reencuentro con sus inicios como director teatral, cuando en 1963, formando compañía con Carlo Gravina, Ilaria Occhini, Corrado Pan¡ y Gianmaria Volonté, dirigió en el romano teatro Valle su primer trabajo escénico La buona moglie, un espectáculo compuesto por dos obras de Goldoni: La putia onorata (La moza honrada) y La buona moglie. Trece años más tarde, aquel Goldoni / Ronconi, descaradamente verista -Arlecchino, despojado de su máscara, vomitaba en escena-, el primero de los montajes malditos del director -apenas 15 representaciones-, era adaptado para la televisión por el propio Ronconi conel título de Bettina.

Director polémico

Hasta hace un par de años, aquélla era la única incursión de Ronconi en el repertorio goldoniano. De ahí el interés que suscitó en Italia el estreno de La serva amorosa, una obra que gracias al talento de Ronconi -el director más polémico de Italia, pero también el de mayor prestigio, junto con Strehler- ha dejado definitivamente de ser un Goldoni menor y se ha convertido en uno de los mejores montajes del teatro italiano de los últimos años.A la pregunta de qué opinión le merece el calificativo de un Goldoni alía Strindberg con el que el crítico Franco Quadri, uno de los mejores conocedores de su obra, despacha -elogiosamente- su montaje, Ronconi se sonríe y dice que eso son cosas de los críticos y que Goldoni -"al menos mi Goldoni", afirma- sólo puede montarse alla Goldoni. "Lo que ocurre con Goldoni", sigue diciendo el director, "es que es un planeta todavía por descubrir, al menos en ciertos aspectos. En Italia, antes de la guerra, Goldoni era una especie de melindre para uso de maitatori, que lo recitaban, lo cantaban como si se tratase de una partitura, dentro de una concepción totalmente falsa, postiza, de la commedia del l'arte. Después de la guerra, que es cuando nace en Italia la figura del director, del regista, tal y como lo entendemos ahora, montajes como La locandiera y L'impresario dell Smirne, de Visconti, y sobre todo el trabajo realizado por Strehler, permiten acercar el autor al público italiano. Pero ese acercamiento se realiza, concretamente en el caso de Strehler, mostrando el settecento goldoniano como una nostalgia, una búsqueda del tiempo perdido, con un acento netamente chejoviano. Eliminar esa nostalgia, ese perfume de época inuerta, es precisamente lo que yo perseguía al montar La serva arnorosa, y presentarla como yo la veo, es decir, como una especie de comedia contemporánea, dentro de un estilo realista, groseramente realista, sí usted quiere. En realidad puede decirse que se trata de unfeuffleton un tanto balzaquiano que transcurre en la sociedad burguesa y mercantil de la Venecia del setecientos".

Una de las cosas que más llama la atención del montaje de Ronconi es la que podríamos Hamar su concepción cinematográfica, que muestra las escenas desde diversos ángulos.

"Todos estamos acostumbrados", dice el director, "a las imágenes cinematográficas. En el cine, todo aquello que no es necesarío resulta molesto, fastidioso. De ahí la necesidad de una escenografía que funcione a modo de encuadres, excluyendo aquello que no sirve en determinada escena / secuencia. Y otro tanto cabe decir de los personajes innecesarios en tal o cual momento, los cuales se esconden o simplemente desaparecen".

Desde 1975, Ronconi, que el próximo 8 de marzo cumplirá 55 años, lleva una media de cinco espectáculos teatrales por año, dos de ellos óperas, y lo curioso es que ese esclavo del escenario tan sólo haya montado en toda su carrera un par de obras de Goldoni, un autor que, con Pirandello, va a la cabeza de los más representados últimamente en Italia. "Precisamente por esa razón", confiesa el director . porque es un autor del que se ha abusado bastante, convirtiéndolo muchas veces en un producto convencional, para mayor o peor gloria de los mattatori, que por suerte o por desgracia sigue habiéndolos. Además, le diré una cosa: no me agrada todo Goldoni, incluidas algunas de sus piezas más celebradas, más populares. Si me he decidido por poner en escena ese Goldoni menor -que para mí no lo es- es porque me apetecía hacer un montaje realista, una interpretación reaEsta, y eso sólo podía hacerlo con un autor italiano, que se expresase en nuestra lengua, en la que hablamos, en la que habla el público, con la posibilidad de evocar en la mente del espectador, por la sola fuerza, por la sola gracia de las palabaras, unas imágenes que no están en el texto, pero que actúan como subtexto".

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