Mozart y tres españoles

Orquesta de Cámara Franz Liszt, de Budapest

Director, Janos Rolla. Obras de Mozart. Teatro Real, 20 de febrero.

Coro de Cámara de la Comunidad de Madrid

Director, Miguel Groba. Obras de A. Scarlatfi, Monteverdi, Mompou, R. Halffter y Ángel Barja. Teatro Albéniz, 20 de febrero.

En el cielo de conciertos que organiza la Universidad Autónoma de Madrid con el patrocinio de Campsa actuó el sábado la Orquesta de Cámara Franz Liszt, de Budapest. Conjunto de alta calidad individual y colectiva que desde 1979 tiene a su cargo el concertino Janos Rolla.Dedicó su programa a los Divertimenti de Mozart, parcela que por su misma levedad permite al músico de Salzburgo mostrar con trasparente claridad la genialidad de su invención. Las piezas KV 136 y 137, escritas para arcos, nos revelan un clima de originalidad dentro del estilo galante, en tanto el Divertimento KV 247 (cuerda y dos trompas) y el KV 251, con oboe, dos trompas y cuerda, nos acercan a la sustancialidad teatral del compositor y a un contenido cuya expresividad va mucho más lejos de lo ornamental y decorativo. Estamos ante la gracia que, teñida de melancolía, nos descubre el maravilloso saber por intuición característico del genio mozartiano.

Por la mañana, en el teatro Albéniz y en las denominadas sesiones vermú, el Coro de Cámara de la Comunidad de Madrid, dirigido por Miguel Groba, rindió homenaje a tres maestros recientemente desaparecidos: Federico Mompou, Rodolfo Halffter y Ángel Barja. El Planctum Jeremiae, del leonés Barja (1938-1987), constituye un tríptico de honda religiosidad, moderno en el tratamiento armónico, pero a veces claramente impostado en el gregoriano. En el ámbito polifónico, los Tres epitafios, del madrileño Rodolfo Halffter (1900-1987), poseen el valor de un ejemplo. En fin, Federico Mompou (1893-1987) agota su más íntima sensibilidad a la hora de llevar al pentagrama el Cantar del alma, de san Juan de la Cruz, o de tratar, con la sutileza armónica en él característica, Dos cantigas de Abconso X el Sabio. El coro comunitario, algo más de 30 voces, está perfectamente trabajado por Miguel Groba (Puentareas, Pontevedra, 1935), que ha sabido orientarlo hacia una musicalidad exigente que le permite abordar las grandes obras de Claudio Monteverdi o la polifonía de Alessandro Scarlatti.