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La película china 'Grano rojo' y la soviética 'La comisaría' ganan los grandes premios

La película china Grano rojo, de Zhan Yimeu, fue galardonada anoche, en la ceremonia de clausura de la Berlinale 88, con el Oso de Oro, máximo premio oficial. El jurado internacional, presidido por el crítico italiano Giuglielmo Birachi y la actriz norteamericana Ellen Burstyn, decidió conceder un premio especial al filme soviético La comisaría, de Alexandr Askoldov, que, además, ha ganado todos los premios extraoficiales de importancia: el de la crítica (Fipresci), el de la Oficina Católica Internacional del Cine y el Interfilme, que conceden las iglesias protestantes.

Estamos ante dos filmes bellísimos y sorprendentes. El primero sorprende por su procedencia, de un país cuyo cine es prácticamente desconocido en el resto del mundo. Pero detrás de una película como Grano rojo -perfectamente realizada, interpretada con primor, concebida y desarrollada por auténticos expertos- hay por fuerza una cinematografía técnicamente adulta que permite el surgimiento de filmes de la altura artística de éste.El segundo, La comisaría, es un monumento no sólo artístico, sino moral de este tiempo: uno de los actos de coraje más nítidos de que hay constancia en las últimas décadas del cine mundial. La existencia de un filme como éste, que en el año de su realización (1967) desafió a la barbarie desde dentro de ella, ennoblece un arte hoy amenazado por la degradación.

Osos de plata

Los dos osos de plata que escoltan a los premios mayores antes citados han sido concedidos a la película argentina La deuda interna, de Miguel Pereira, y a la polaca Madre Krol y sus hijos, cuyo director es Janusz Zaorski.

El norteamericano Norman Jewison ha obtenido, por su trabajo en Moonstruck, el Oso de Plata al mejor director, y su compatriota, la actriz Holly Hunter, el correspondiente a la mejor actriz por su actuación en Broadcast news, película dirigida por James Brooks.

El Oso de Plata al mejor actor se ha desdoblado en Jörg Pose y Manfred Möck, ambos protagonistas del filme de la República Democrática Alemana Dejad que unos lleven el fardo de los otros, de Lothar Warneke.

Por lo que respecta al cine español, casi se ha ido de vacío, con la sola excepción a la mención honorífica obtenida por el filme de Patricio Guzmán En el nombre de Dios, dentro de la sección paralela del Fórum. Finalmente, el Oso de Oro al mejor cortometraje ha correspondido al yugoslavo Barisic por El poder, y el Oso de Plata, al checoslovaco Koutsky por Flechazo.

Los componentes del jurado, reunidos ante una multitudinaria conferencia de prensa celebrada a primeras horas de la tarde de ayer, recibieron una ovación unánime de los asistentes al acto, motivada por la exquisita sensibilidad y ecuanimidad de su fallo. En Berlín se ha visto buen cine, más del que se acostumbra a ver en los festivales de hoy, y más del que tiene cabida en la, por fuerza restrictiva, lista de premios.

El acierto del jurado contrasta vivamente con la arbitrariedad, la incompetencia o, peor aún, la manipulación interesada que en su día reflejaban las listas de premios de los últimos festivales de Cannes y San Sebastián, sobre todo del primero.

La ceremonia de clausura tuvo lugar anoche en el Zoo Palast, de Berlín Oeste, tras la proyección, fuera de concurso, de la película de Steven Spielberg El imperio del sol, que obtuvo una excelente acogida por el público tanto de la mañana como de la noche. En la jornada anterior se proyectaron otras dos películas fuera de concurso: La pequeña Dorrit, protagonizada por Alec Guinness, que llegó a Berlín para presentar el filme, y el documental soviético ¡Más luz!, que, como producto de la política de apertura soviética, tiene más interés sociológico que cinematográfico.

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