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Hacia el corazón a pilas

El corazón artificial totalmente implantable llegará antes de una década, según Robert Jarvik

Milagros Pérez Oliva

El corazón artificial del modelo Jarvik 7 que se ha implantado en el hospital de Sant Pau de Barcelona a Fernando Bonifacio, un paciente que sufría una cardiopatía isquémica, es sólo una solución transitoria, un complemento para el trasplante de corazón humano, y no una alternativa en sí mismo, como inicialmente había proyectado su creador, el norteamericano Robert Jarvik. Un corazón que para funcionar precisa estar conectado permanentemente a una consola de 150 kilos no es, obviamente, una alternativa total. Ni siquiera si, como ya ocurre con el modelo Jarvik 8, el tamaño de la consola es similar al de una maleta. Pero la ciencia no abandona la batalla fácilmente. Robert Jarvik ha calculado que conseguir el corazón artificial totalmente implantable es cuestión de menos de una década.

Todos los cardiológos y cirujanos cardíacos están de acuerdo: el corazón, humano es la máquina más perfecta. Por eso, lo mejor, cuando ya no hay esperanza, es el trasplante de un corazón humano. El descubrimiento de drogas inmunosupresoras como la ciclosporina, capaces de evitar el rechazo del órgano trasplantado en un alto porcentaje de casos ha permitido aumentar espectacularmente los índices de supervivencia.Hasta el punto de que el 65% de los pacientes que han sufrido un trasplante de corazón sobreviven al cabo de un año y la mitad de estos ha logrado alcanzar los cinco años de vida. Pero tan importante como la supervivencia es la calidad de vida: el 80% de los trasplantados pueden llevar una vida normal, y la mitad de ellos pueden incluso trabajar.

Sin embargo, el corazón humano es un bien tan escaso y es tan difícil obtener el órgano adecuado en el momento preciso, que el corazón artificial sigue siendo un objetivo. El modelo implantado en Barcelona, el Jarvik 7, está muy lejos de ser una alternativa definitiva, pero se ha convertido en un importante complemento para los trasplantes.

"Las donaciones de órganos son muy escasas y nunca serán suficientes para cubrir las necesidades de trasplante", explica el doctor Alejandro Arís, responsable del programa de corazón artificial dlel hospital de Sant Pau. "Por eso, el Jarvik 7 es actualmente un recurso especialmente indicado en tres casos: cuando un enfermo cardíaco se agrava súbitamente y no se dispone de un corazón idóneo para hacerle un trasplante; cuando el corazón trasplantado no funciona correctamente, como ha sucedido en el caso de Fernando Bonifacio, y, finalmente, cuando el organismo de un enfermo trasplantado presenta problemas de rechazo al órgano implantado", añade.

81 experiencias

El Jarvik 7 se ha utilizado en 81 ocasiones en el mundo como puente entre dos trasplantes, y sólo en 20 casos, el paciente ha fallecido sin llegar a la segunda operación. El hospital de Sant Pau utilizará habitualmente el Jarvik 7 a partir de ahora en los tres supuestos indicados. "Desde que empezamos el programa de trasplantes, en mayo de 1984, cuatro pacientes se nos han muerto en el, compás de espera de un órgano adecuado, y otros dos han muerto por problemas de rechazo, cuando tal vez podrían haberse salvado si hubieramos podido efectuarles un retrasplante", explica el doctor Arís. El hospital Puerta del Hierro de Madrid está introduciendo el Jarvik 7 en su programa de trasplantes y otros centros de España han iniciado ya gestiones para irnplantarlo.Pero la carencia de órganos humanos seguirá siendo un problema, más grave cada vez cuanto más se extienda la práctica del trasplante. Por eso, el corazón artificial totalmente implantable sigue siendo un objetivo claro.

El primer corazón artificial se experimentó ya en animales en Cleveland (Estados Unidos) 1957, cuando ni siquiera se había desarrollado la técnica del marcapasos. En estos momentos, 12 laboratorios de todo el mundo desarrollan programas de investigación sobre el corazón totalmente implantable, entre ellos la Facultad de Medicina de Utah, donde el propio Robert Jarvik está desarrollando un prototipo de corazón a pilas que puede ser la alternativa inmediata a los Jarvik 7 y 8.

El Jarvik 7 consta de una prótesis con un diafragma de tres capas de poliuretano liso sobre soporte de alumnio, conectado mediante dos tubos de plástico a través del abdomen con una cónsola exterior de 150 kilos. La cónsola alberga el sistema de propulsión de aire que mueve el diafragma, el ordenador que regula el mecanismo y un sistema doble de batería. Desde la cánsola se impulsa el aire que mueve el diafragma.

El nuevo corazón artificial diseñado por Jarvik desarrolla una técnica cuyos primeros prototipos sustituyen los dos ventrículos humanos y ha sido experimentada con éxito. A partir de este modelo, Jarvik ha diseñado una nueva prótesis que toma la energía de una pila recargable, lo que permite la total autonomía del paciente.

El corazón artificial está alimentado por un transformador de energía del tamaño de una pila mediana -85 gramos y 30 cm 3 de volumen- por lo que puede implantarse fácilmente en la cavidad torácica (ver ilustracion). Este transformador está conectado a una pila y a un equipo electrónico exterior mediante un cable muy fino que sale por el pecho.

El equipo exterior apenas pesa entre uno y dos kilos y se lleva en la cintura fácilmente. Las pilas, que deben ser sustituidas dos veces al día- recargan una batería de la que el transformador toma la energía suficiente para bombear la sangre. El microordenador adapta los movimientos a las necesidades del organismo, que son muy variadas y abarcan desde los cinco o seis litros de sangre por minuto que bombea el corazón de un cuerpo en reposo a los 30 que bombea el corazón de un atleta en competición.

Este no es todavía el corazón totalmente implantable. Pero hace poco más de una década, los marcapasos iban conectados a unos artilugios del tamaño de un maletín.

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