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El Comité Central del PCUS debate la reforma del sistema educativo

Pilar Bonet

El sistema de educación soviético, sometido a un intento de reforma fallido hace apenas tres años, va a ser puesto a tono con la política de la perestroika emprendida por Mijail Gorbachoy en una sesión del Comité Central del PCUS que comienza hoy en Moscú. La democratización de la vida escolar, una mayor vinculación entre la formación profesional y las necesidades económicas del país, la reforma del burocratizado aparato de dirección educativa y una reactivación de la estancada ciencia pedagógica son algunos puntos del debate reflejado en la Prensa soviética en los últimos meses.

Hace cuatro años se debatía en la URSS un proyecto de reforma escolar que hubiera debido entrar en vigor en el otoño de 1985 y que hoy se considera oficialmente un fracaso, ya que no ha conseguido revalorizar la enseñanza profesional impartida por los Establecimientos Técnicos Profesionales o PTU y reestructurar el sistema de formación de especialistas.La reforma escolar en cuestión, comenzada a preparar durante la época de Leonid Breznev, había sido supervisada por Konstantín Chernenko. En abril de 1987, el dirigente Mijail Gorbachov sentenció la reforma de su antecesor al afirmar que ésta estaba derrapando. Los conceptos de rentabilidad y de jozraschot o sistema de autonomía financiera que ahora se aplican a la economía soviética y a las empresas afectan también a la escuela de la URSS, que, en opinión de un especialista, está hoy día orientada a la "producción de funcionarios y burócratas con título superior". El número dos soviético, Igor Ligachov, se quejaba el año pasado, en la república soviética de Georgia, de la desproporción entre el número de especialistas en un campo determinado y la demanda de los mismos. La Universidad sigue siendo considerada hoy en la URSS como un factor de prestigio, y, pese a que muchas de las especialidades universitarias dan acceso a profesiones mal pagadas, las autoridades soviéticas no han conseguido su propósito de obtener del estudiantado una amplia masa de obreros bien cualificados.

En las repúblicas no rusas, como Kazajstan o Georgia, las autoridades centrales han criticado la existencia de un porcentaje de universitarios de la nacionalidad titular de la república que supera con mucho al porcentaje poblacional de ésta. La educación en la URSS parte de una concepción centralizada estatal, aunque ahora se oyen voces sobre la posibilidad de dar autonomía a la escuela para formar sus planes educativos y determinar de un modo más libre los contenidos de las materias. Esta democratización, de llevarse a cabo, tiene sus límites, ya que es poco probable que el Poder soviético renuncie a seguir controlando rigurosamente asignaturas como la enseñanza del ruso o la historia de la URSS, especialmente contestadas en las repúblicas bálticas.

Superar el monolitismo

"Hay que superar el estereotipo de unanimidad, de monolitismo de este sistema, tomar disposiciones para que varíe dependiendo de las condiciones locales", señalaba en Pravda E. Dneprov, uno de los directivos de un instituto de la Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS. "La propensión al monolitismo, que aún continúa determinando la estrategia de dirección de la escuela, no es más que un rudimento del antiguo pensamiento burocrático", afirmaba Dneprov.El intento de comenzar la escolarización a los seis años, introducido en la anterior reforma, ha chocado con la falta de espacio e infraestructura adecuada. La introducción de ordenadores en la escuela, objeto de una sonada campaña de propaganda, no ha dado los resultados esperados, y sólo un 10% de los escolares, en sus últimos años, tiene alguna experiencia práctica en este campo, según el periódico Trud.

Pese al aumento de los sueldos que afectó a unos seis millones de maestros soviéticos en 1984, la enseñanza se considera mal pagada en la URSS, y ello produce un déficit de cuadros especialmente masculinos, ya que un 80% de los maestros soviéticos son mujeres. Los cuadros que faltan en las aulas se encuentran, sin embargo, en los centros de dirección de la enseñanza soviética, dependientes de la Academia de Ciencias Pedagógicas de la URS S y del Ministerio de Educación de la URS S y de los ministerios de Educación republicanos, así como instítuciones pedagógicas adscritas a centros de educación superior. Todo ello forma un aparato de 33.000 personas que realizan investigaciones pedagógicas, desvinculados de la práctica real de la escuela y divididos en cuatro estructuras jerárquicas aisladas entre sí. Se trata de "un ejército de controladores que ahogaron y ahogan la independencia de la escuela haciendo ver que la dirigen", según escribía E. Dneprov en Pravda.

La experiencia de los primeros años después de la Revolución y de los años veinte es revalorizada hoy en la URSS frente a las modificaciones introducidas en la escuela soviética en tiempos de Stalin, cuando se suprimió la enseñanza individualizada y se separaron los sexos en las aulas (en 1954, tras la muerte de Stalin, la escuela volvió a ser mixta). Nikita Jruschov, que también quiso reformar la escuela soviética, trató de vincular la educación al trabajo. En los setenta, otro intento de reforma reflejó el estancamiento existente en la época de Breznev. En el Ministerio de Educación de la República Federativa Rusa se difundió entonces una directiva prohibiendo cualquier experimento sin permiso del ministerio.

Una peculiaridad del sistema de enseñanza soviético son las escuelas especiales, concentradas en el estudio intensivo de una materia. El sistema de admisión en muchas de estas escuelas, en el que influye la posición social o política de los padres, ha sido tachado de elitista y discriminatorio en la prensa soviética.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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