La obsoleta política italiana
La caída del Gobierno de Goria da una pésima impresión sobre el Partido Democristiano y su líder, Ciriaco de Mita. Goria ha visto cómo en no menos de 17 ocasiones en las tres últimas semanas era incapaz de mantener su mayoría parlamentaria. La principal responsabilidad de sus apuros recae sobre 50 o 60 miembros de su propio partido, que en las votaciones de los presupuestos para 1988 se unieron a la oposición.Resulta fácil comprender el daño político y económico causado. Los italianos verán aumentada su impaciencia con las instituciones políticas, de las que demandan más eficacia. Ante el exterior, la imagen de Italia no se verá mejorada por la Regada de un primer ministro interino a la importante cumbre de la CE.
Aquellos que suelen pensar que a Italia no le va mal a pesar de su debilidad política, deben ponderar la actual situación económica del país, con graves problemas de fondo. Está justificado un cierto escepticismo sobre el papel de los democristianos como garantes del interés nacional. De Mita no ha limpiado el partido de corrupción ni unido a las facciones que lo componen. Cambiar el actual sistema electoral proporcional y el voto secreto en la Cámara baja sería positivo.
Tales cambios deben ser hechos, sin embargo, por los propios políticos. La pregunta, por tanto, es cuántos Goria han de caer antes de que entiendan el precio que paga el país.
12 de febrero
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