Glucksman cree que el filósofo debe interrogarse sobre su propia estupidez
El filósofo André Glucksman intervino ayer en una sesión del Col.legi de Filosofía y presentó la edición castellana de su libro sobre la estupidez editado por Península, que abre una nueva colección de pensamiento. Glucksman considera que el filósofo debe interrogarse sobre su propia estupidez y de ahí que Sócrates sea un paradigma del hombre inteligente al admitir que sólo sabe que no sabe nada. El pensador criticó, por ejemplo, la incapacidad de Heidegger para hablar de su propia militancia fascista mientras que Chaplin, en El Dictador, se demostraba mucho más filósofo.En este sentido reivindicó la risa, cuando es consecuencia de la inteligencia, como elemento distanciador y antídoto de la estupidez al margen de que, en circunstancias de opresión, es una primera forma de resistencia. Para Glucksman la capacidad y universalidad de la risa demuestra que es posible una cultura de difusión planetaria.
Glucksman considera que es en la democracia donde existe la posibilidad de que la estupidez estalle y quede en evidencia pública. El filósofo enumeró algunos ejemplos insignes de estupidez como el narcisismo de los políticos que sostienen la creencia infantil de que todo puede hacerlo su voluntad y de ahí las vacuas promesas electorales ajenas a cualquier principio de realidad.
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