El suicidio frontera legal
El fiscal jefe de Barcelona, Carlos Jiménez Villarejo, piensa que es preciso modificar el Código Penal, de tal forma que quede legitimada la actuación de los cooperantes, siempre que se dé una serie de garantías para asegurar la protección del paciente. Al parecer, la única puerta entreabierta para la eutanasia, desde el punto de vista jurídico, es el suicidio, que es considerado lícito en nuestro ordenamiento y por eso es impune el suicidio frustrado."Nuestro ordenamiento jurídico", piensa Jiménez Villarejo, "no deja en estos momentos ningún resquicio para la eutanasia. Y nos encontramos con la paradoja de que un Estado que puede disponer de las vidas de los ciudad unos, enviándoles a la guerra si lo considera preciso, se arroga al mismo tiempo el poder de defender la vida del ciudadano, incluso contra su propia voluntad".
Por su parte, el médico y director del hospital del Mar de Barcelona afirmó que la eutanasia no está asumida por la sociedad, porque ésta tiene miedo a la muerte. "En los hospitales somos testigos con excesiva frecuencia de las formas de muerte más deshumanizadas que pueden imaginarse". El problema, en su opinión, está en determinar las condiciones de la eutanasia, porque de lo contrario no habría ninguna diferencia entre ésta y el simple suicidio.
También se ha pronunciado a favor de la eutanasia el catedrático de Derecho Penal de la universidad de Extremadura Juan Carlos Carbonell Meteu, que defendió el pasado mes de septiembre, durante un curso sobre Derecho y sociedad, el derecho a morir dignamente. Defendió que la Constitución da prioridad a la libertad sobre el derecho a la vida, por lo que el artículo 409 del Código Penal es inconstitucional. Invocó la obra del profesor Jiménez Asúa Libertad de amar y derecho a morir y recordó que el derecho vigente castiga con penas de seis meses seis años a quien auxilia a otro suicidarse, y de 12 a 20 años, a quien ejecuta la voluntad del suicida.
Carbonell señaló que la cuestión se plantea cuando los enfermos terminales piden que se les dé muerte, porque si se cumple esa voluntad se incurre en homicidio-suicidio, según el Código Penal. Frente a quienes consideran que el derecho a la vida debe prevalecer sobre cualquier otro por consideraciones éticas, el profesor Carbonell señaló que el problema surge cuando "la ética, que es una cuestión personal, se impone a los demás". En su opinión, "la libertad del ciudadano es el eje diamantino que el Estado debe respetar al regular los demás derechos".
A la pregunta de este periódico de si consideraría aceptable una admisión legal de la eutanasia, el profesor de bioética de la pontificia universidad de Comillas ha declarado: "El problema ético y social en torno a la eutanasia es difícil y complejo. Quien asuma la opción en contra de la eutanasia debe ser consciente de que la postura contraria tiene también sus argumentos a favor. Hay que huir del maniqueísmo, como si en una posición todo fuera blanco, mientras en la contraria todo fuese negro. Las respuestas éticas y legales tienen siempre una coloración gris. Pero nos parece que, en una ponderación de los pros y los contras, prevalecen las consecuencias negativas de una admisión legal de la eutanasia".
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