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La 'cumbre' de ministros de Salud declara 1988 año de la comunicación y la cooperación sobre el SIDA

La cumbre de ministros de Salud de todo el mando sobre programas de prevención del síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida (SIDA), reunida desde el pasado martes en Londres y clausurada ayer, acordó declarar 1988 como año de la comunicación y cooperación sobre el SIDA. La cumbre, convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se cerró con la aprobación, tras largas horas de debate, de la denominada declaración de Londres. En ella se afirma "a falta de una vacuna ocura para el SIDA, el componente más más importante de los programas nacionales contra el síndrome es la labor de información y educación, toda vez que puede prevenirse la transmisión del virus de inmonudeficiencia humana (VIH) mediante un comportamiento responsable y bien informado".

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La consecuencia más importante de la conferencia, que ha reunido a 114 ministros de Salud, consiste, según Halfdan Mahler, director general de la OMS, en que ahora "estamos todos comprometidos con el hecho de que la información y la educación pueden transformar la actitud de la población frente a la enfermedad. Cuando iniciamos esta conferencia había un cierto escepticismo sobre el poder de la información y hemos visto que tenemos que volver a aprender que la comunicación es algo absolutamente fundamental en un problema de salud".En su primer punto la declaración de Londres recoge que "es necesario que los gobiernos y pueblos de todo el mundo adopten urgentemente medidas para aplicar la estrategia mundial de la OMS contra al SIDA". Para afirmar más tarde que los programas de información y educación deben estar dirigidos al público en general y tener plenamente en cuenta las circunstancias sociales y culturales, los diferentes modos de vida y los valores humanos y espirituales.Uno de los puntos más polémicos para aprobar la declaración fue el grado de compromiso que contraen los distintos gobiernos. Ésto provocó un pequeño enfrentamiento entre Toni Newton, presidente de la sesión de clausura y subsecretario de Salud del Reino Unido y el delegado de Kuwait. Éste pidió que en la declaración se incluyese un punto en el que los gobiernos se comprometían a crear un comité central que integrase a otros ministerios además del de Sanidad, para desarrollar los planes de prevención contra el SIDA, ya que éste es un problema social y no sólo un problema de salud.El presidente de la clausura consideró por su parte que ese punto no podía introducirse porque los ministros de Salud presentes en la conferencia no debían comprometer a sus respectivos gobiernos. Finalmente se optó por "recomendar que todos los gobiernos estudien el valor de la creación de un comité de coordinación".

Propuesta española

Sí contó con la aceptación unánime, en cambio, la propuesta del ministro español de Sanidad que en la declaración de Londres se incluyese alguna referencia a la estrecha relación que hay entre la propagación del SIDA y el consumo de droga.En este sentido, la cumbre de ministros acordó "dirigir un llamamiento a cuantos se dedican a combatir el abuso de drogas para que se intensifiquen sus esfuerzos con ánimo de contribuir a limitar la propagación de la infección por el VIH. También fue aceptada la propuesta española para que en la declaración hiciera una mención expresa a la necesidad de proteger los derechos humanos en las campañas de información, así como la necesidad de colaborar con las organizaciones no gubernamentales, como los comités ciudadanos antiSIDA que se están organizando en algunas ciudades españolas y que mantienen una estrecha colaboración en los programas dirigidos a homosexuales y drogadictos por vía intravenosa.

Fondos voluntarios

El programa especial de la Organización Mundial de la Salud sobre el SIDA, que depende directamente de su director general, Halfdan Mahler, se financia con aportaciones voluntarias de los distintos países. Éstas se elevaron en 1987 a 25 millones de dólares, destinados tanto a la investigación de medidas terapéuticas y búsqueda de una vacuna como la puesta en marcha de los programas de información sobre el SIDA en aquellos países que no tienen presupuesto propio para financiarlo.Según Jonathan Mann, director del programa especial de la OMS contra el SIDA, las tres cuartas partes des presupuesto se gastan en apoyar los respectivos programas nacionales, siendo África la zona donde existe una mayor brecha entre el número de casos y el de recursos para hacer frente a la enfermedad. Actualmente existen programas de lucha contra el síndrome, asesorados por la OMS, en 110 países y para finales de año esos programas estarán puestos en marcha en 142 naciones.

Para 1988, el presupuesto confirmado en este momento se eleva a 38,5 millones de dólares (unos 4.300 millones de pesetas). El director general del programa de la OMS considera en cambio que esa cantidad se puede elevar hasta casi los 66 millones. Esta diferencia de cifras se debe a que existe una serie de países que condicionan su aportación económica al desarrollo de determinadas acciones que les interesan específicamente a ellos, pero no aportan fondos para el plan en su conjunto.

En esta situación se encuentran Bélgica, Japón, Suiza, Italia y Australia.

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