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París y Bonn reafirman su 'comunidad de destinos' a los 25 años del pacto de amistad

Lluís Bassets

Francia y la República Federal de Alemania reafirmaron ayer su comunidad de destinos, su vocación como motores de la unidad europea y la necesidad de una defensa común, núcleo de la futura defensa europea, en la celebración del 25º aniversario del Tratado del Elíseo, firmado por el canciller Konrad Adenauer y el general Charles de Gaulle el 22 de enero de 1963.

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, y el canciller Helmut Kohl pusieron ayer sus firmas en dos protocolos anexos al tratado de 1962, por los que se crean dos instituciones de cooperación permanente, en el terreno militar y en el terreno económico. Los actos protocolarios y las entrevistas fueron ocasión para que Bonn y París reafirmaran con énfasis el mutuo interés en el reforzamiento de la cooperación en la perspectiva de la Europa unida.Veinte ministros franceses y alemanes occidentales se reunieron ayer en París en la celebración del histórico aniversario, que empezó por la mañana con una revista militar en los Inválidos y que tuvo su momento culminante en la firma de los dos protocolos, en el salón Murat del palacio presidencial del Elíseo, la misma habitación donde se firmó hace 25 años el cuerpo central del tratado. Los dos Parlamentos deberán ratificar próximamente ambos protocolos. Esta vez los textos aclaran perfectamente que la cooperación entre Francia y la RFA no se halla en contradicción con el Tratado Atlántico ni con las buenas relaciones de amistad con el aliado norteamericano. En 1963, la ratificación por el Parlamento alemán occidental del Tratado del Elíseo dio lugar a la aprobación de unos anexos específicamente alemanes, dedicados a aclaraciones- de este tipo, que descafeinaron el acuerdo firmado por De Gaulle y Adenauer y convirtieron en letra muerta durante unos 10 años parte de los planes de cooperación.

Ejército común

Las dificultades creadas en las relaciones entre franceses y alemanes occidentales, tanto por la política de desarme emprendida por la Unión Soviética y la República Democrática Alemana como por la crisis monetaria o por las discrepancias en la política presupuestaria de la Comunidad Europea, no parecen hacer mella en los miembros de ambos Gobiernos, que mostraban ayer sus mejores sonrisas y expresaban sus mayores esperanzas. El ministro alemán occidental, animado seguramente por un problema de comprensión lingüística, llegó a decir que la unificación de la defensa entre los dos países podía producirse en los próximos 5 o 10 años, después de asegurar que la brigada mixta creada ayer es el núcleo del ejército común del futuro.El presidente Mitterrand afirmó que Francia y la RFA "tienen la voluntad de obrar juntos en favor de la construcción europea y de mantener un diálogo de cooperación con Europa del Este". Y agregó: "La ambición común de nuestros dos países está al servicio de la causa europea. Europa es nuestro horizonte; es ella la que otorgará a la cooperación franco-alemana toda su significación".

El canciller Kohl, por su parte, dijo: "No debemos tolerar en ningún caso que uno de nosotros sucumba a la tentación de seguir sus intereses de política extranjera a expensas del otro". Kohl soltó, sin embargo, la frase significativa, a cuenta ni más ni menos que de Emmanuel Kant: "En los alemanes, el genio se expande fundamentalmente en la raíz; en los franceses, en la flor". En esta imagen, Kohl expresó hábilmente cómo se ve desde la RFA el énfasis formalista puesto por los franceses en los dos organismos de cooperación, el Consejo Superior de Defensa y el Consejo Económico y Financiero.

El Consejo Superior de Defensa estará formado por los jefes de Estado y de Gobierno, los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores y los jefes de los estados mayores de ambos Ejércitos.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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