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La costa maldita

El retraso de 12 años en percibir las indemnizaciones derivadas de la marea negra del Urquiola no habrá sorprendido a los mariscadores gallegos: en la fecha del desastre todavía no habían cobrado en su totalidad las que les correspondieron por el naufragio del Erkowitt, que en 1970, es decir, seis años antes, desoló con productos químicos la ría confiesa.En la Nochebuena de 1979, apenas recuperados los daños provocados por estos dos accidentes, un nuevo siniestro se abatió sobre las costas gallegas. El Andros Patria, un buque griego cargado con 208.000 toneladas de crudo, se hundió frente a la localidad de Malpico causando 35 muertos. La investigación no aclaró la causas del accidente, aunque en este caso la Administración pagó 100 millones de pesetas a los afectados por la contaminación.

En enero 1986, la desgracia se cernió sobre las costas asturianas de Gijón, donde el granelero Castillo de Salas encalló con más de 100.000 toneladas de carbón siderúrgico en sus bodegas. La polución causada por las 1.200 toneladas de combustible vertido al mar fueron evaluadas en 27 millones de pesetas, que todavía no han sido pagados al estar el caso pendiente de una causa judicial por presunto delito ecológico. El carbón vertido al fondo del mar aflora periódicamente a la playa de Gijón produciendo, en opinión de técnicos que han intervenido en el caso, "un menoscabo en la legítima utilización del medio", la propia playa en este caso.

Pocos días después, el carguero Luchana se hundió frente al puerto de Avilés, también en Asturias, aunque, excepto una gran mancha de fuel, no provocó problemas de polución. La investigación no consiguió aclarar las cuasas del siniestro, pese a las sospechas sobre el mal estado del buque. Posteriormente, funcionarios públicos reconocieron que "los permisos de navegación del buque, que se encontraba en un estado lamentable, podían ser manifiestamente irregulares", según manifestaron a este diario fuentes de la abogacía que intervinieron en el suceso.

El 26 de mayo de 1985, el buque de bandera panameña Petrogen One y el españal Camponavia explosionaron en la bahía de Algeciras (Cádiz) junto a un pantalán de CEPSA.

Hoy, dos años y medio después del suceso, ni el juez ni la comisión interministerial creada por el Consejo de Ministros para investigar el caso han hecho pública ninguna conclusión. La polución causada por el accidente fue de escasa relevancia, según fuentes de la abogacía, pero provocó la pérdida de numerosas vidas humanas e importantísímos daños materiales.

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