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Crítica:"POP"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Instrucciones para sonrojarse

Sabrina llegará muy lejos si se mete a peluquera: a la temprana edad de 19 años es ya una experta en tomaduras de pelo. Pero por lo visto (que no se vio nada), a mucha gente le importa un bledo la cabeza en general y el cabello en particular. Todo el montaje, todo el fenómeno Sabrina, es una broma, una impostura que seguramente está dejando perplejos a quienes lo inventaron. Habida cuenta del mimetismo reinante en el mundo del espectáculo, es seguro que durante esta temporada van a invadir los escenarios avalanchas de señoritas para rentabilizar la sinrazón exhibiendo simplemente dos desmesuradas razones delanteras. El alboroto organizado por esta retozona italiana puede hacer pensar a cualquier discreto observador que aquí, en cuestiones glandulares, estamos todavía con el ayuno y la abstinencia. En realidad, Sa brina ha venido a España en visita pastoral para practicar una de las obras de misericordia: enseñar al que no sabe. Lo que pasa es que ni siquiera enseña. Lo que hizo en televisión la noche de Fin de Año no fue más que un cebo para las masas, los sociólogos, los columnistas y los agentes artísticos.A la discoteca Joy-Eslava acudió una turbamulta de videntes, mayoritariamente machos, que pagaron 2.500 pesetas por presenciar el portento. Allí nadie iba a escuchar sino a ver y, a ser posible, tocar, como santo Tomás. Lo cierto es que Sabrina no tiene mucho que decir, es más, a la mayoría de los asistentes les hubiera importado muy poco que fuera muda. Sale al escenario bastante desarropada de trapos, pero muy arropada por un ostentoso play-back, dos músicos y tres chicas de coro. El espectáculo dura exactamente media hora. Ella cantar no canta. Ella bailar no baila. Pero se menea con donaire y brinca como una cabritilla mimosa. Aunque se incluyen temas de Rod Stewart, The Knack o Madonna, todo suena exactamente igual, hasta el punto de que al final parece que sólo ha cantado una canción, o ninguna. Pero esas cosas importan poco al público de Sabrina. A los videntes. La multitud bramaba solicitando la visión con vítores irrepetibles, pero ella guardó celosamente sus dos razones. Eso sí, se despojó de una faldita minúscula y dejó que su flexible y juguetón refajo subiera constantemente hasta el ombligo para lucir unas nalgas tan importantes como las dos razones susodichas.

Sabrina

Discoteca Joy-Eslava. Madrid, 14 de enero.

Como colofón, al término de la actuación fue obsequiada con un ramo de flores y una gran caja de polvorones, aunque parezca mentira. Los infiltrados, que había unos cuantos, salieron de la discoteca disimulando su sonrojo.

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