Analisis disparatado

Desde hace tiempo creo que EL PAÍS ejerce una casi tan férrea como obligada selección de los escritos que se le envían para su sección Cartas al Director, y lo estimo así por la enorme dificultad que siempre ha entrañado poder ver publicada alguna carta propia y a veces alguna ajena de mejor cabeza y pluma que la mía.Por ello no ha dejado de sorprenderme la inclusión en dicha sección de una carta firmada por don José Muñoz Navas, de Zaragoza, en la que se hace, a mi juicio, un disparatado análisis de la actual realidad política española, se injuria indiscriminadamente a nuestros representantes libremente elegidos, se menosprecia a personas e instituciones políticas, se sugieren airadas e irreflexivas medidas de fuerza para combatir la delincuencia y el terrorismo y se mete en el mismo saco a tirios y troyanos, todo ello según un esquema dialéctico que mucho recuerda al que utilizaba en sus tiempos el victorioso y delirante aparato propagandístico del fenecido régimen anterior.

¿A qué viene ahora evocar a Franco y a Tejero en relación con el asunto del terrorismo de ETA, cuando ya hasta el más obtuso sabe, por testimonio propio o ajeno, que semejante problema se foffi en vida del primero y puede comprender sin demasiados esfuerzos hasta qué nivel habría podido complicar las cosas el segundo si hubiese tenido la más mínima intervención en ellas?

¿Qué sentido tiene llamar "politicastros" a los que propugnan la reeducación y la reinserción social cuando tal actitud ideológica está expresamente recogida en el artículo 25 de nuestra Constitución?

¿Qué racionalidad encierra la propuesta de implantación de un feroz sistema de ojo por ojo, obviarnente incompatible con la legitimidad moral de cualquier democracia sin apellidos?

¿Puede creer honradamente el señor Muñoz que los condenados por terrorismo u otros delitos graves "entran por una puerta y salen por otra", conforme al sentido tópico de tan desgastada frase?

Me gustaría, y supongo que también a algún que otro lector de EL PAIS, que el autodeclarado luchador antifranquista señor Muñoz nos hubiese explicado contra qué pudo luchar él a lo largo de la larga noche de nuestra última dictadura. Pero, tal vez para mantener nuestra perplejidad, semejante luchador se dejó en el tintero tan preciosa explicación.

Y que conste, para evitar posibles suspicacias, que, como el que más, lamento y siento en lo más hondo de mi ser el bestial e inútil atentado perpetrado últimamente en Zaragoza, pero un elemental respeto a sus víctimas inocentes creo que exige salir al paso de utilizaciones tan poco inteligentes de su tragedia, tan reaccionariamente partidistas en medio del dolor de todos.-