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El frugal año nuevo norteamericano

Los norteamericanos necesitan, por su propio bien y por el del resto del mundo, apretarse el cinturón en 1988. Esta simple realidad es a lo que queda reducido todo análisis del enorme e ingobernable déficit comercial del país. Ello ha sido oscurecido por los confusos pormenores del déficit comercial, tipos de cambio, intervención de moneda extranjera, cooperación económica internacional y demás. Un país con un gran déficit comercial externo está, por definición, consumiendo más de lo que produce. Ello puede ser financiado mediante préstamos a corto plazo.Entonces el país no tiene más opción que consumir menos o producir más. Todo esto es bastante familiar para los europeos, que son expertos en crisis de balanza de pagos. Aprendieron durante los años 60 y 70, sobre todo, que la devaluación de la moneda en sí misma no es suficiente para corregir un déficit comercial exterior.

Estados Unidos tiene menos experiencia en este campo. No por ello hay que asegurar que la caída del dólar ha sido inútil. En septiembre de 1987 Estados Unidos exportó un 15% más que durante el mismo mes de 1986.

Las importaciones, desafortunadamente, fueron un 4% mayores, pero por lo menos la caída del dólar ha frenado su temprana y rápida tasa de crecimiento. Pero este aumento de volumen se enmascara cuando el déficit comercial se expresa en dólares devaluados.

, 27 de diciembre

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