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Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
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Mentís de profesores y padres de alumnos

Un grupo de 15 profesores del colegio público de Godelleta (Valencia) desmiente rotundamente, en carta dirigida al director, la información publicada en EL PAÍS (2 de diciembre) sobre la denuncia de malos tratos a los alumnos formulada por varios padres. A este mentís se unen más de 250 padres de chicos que estudian en dicho centro y cerca de cien escolares del mismo.La información, firmada desde Valencia por Miguel Ángel Villena, contaba que los denunciantes de malos tratos insistieron en mantener el anonimato por "miedo a las represalias posteriores". En las quejas recogidas por Villena se hacía mención a "humillaciones a niños deficientes, represalias contra los alumnos por protestas de los padres, agresiones físicas y amenazas".

Los profesores del colegio señalan que en la información se les acusa "sin comprobar los hechos", y que se enteraron de la denuncia por su publicación en el periódico. Quieren dejar claro que todos se han entregado siempre por entero a sus alumnos; que es nula la representatividad de los denunciantes, quienes "vierten gravísimas calumnias sin atreverse a dar la cara y a llevar los hechos ante las autoridades competentes"; que en el centro no se maltrata a nadie ni física ni verbalmente y que "la única humillación, sufrida de momento", es la de ellos.

La carta de los profesores concluye anunciando que acudirán a los tribunales "para desenmascarar a aquellos que tan cobarde e impunemente han vertido seniejantes acusaciones", que dañan su honor y su profesionalidad.

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Miguel Ángel Villena ha explicado al defensor de los lectores que los padres denunciantes de malos tratos le comentaron que no habían presentado ninguna protesta por vía oficial ante el temor de que sus hijos sufrieran posteriormente represalias, y añadieron que las amenazas y agresiones se producían desde hace años, si bien se habían agravado en los últimos tiempos.

"Hay que tener en cuenta", dice Villena, "que Godelleta es un pequeño pueblo agrícola de 2.000 habitantes y que el único centro público es el colegio mencionado. En este sentido, algunos padres manifestaron que encabezar algún tipo de protesta podría significar que tuvieran que trasladar a sus hijos a colegios de poblaciones cercanas. Los denunciantes insistieron en todo momento en mantener el anonimato".

El redactor afirma que comprobó en una conversación posterior con el director territorial de la Consejería de Educación, Pere Vilches, que, efectivamente, "no se habían presentado denuncias". "Por otra parte", agrega Villena, "mantuve una larga entrevista personal de más de una hora de duración con el equipo directivo del centro y con dos representantes de la asociación de padres. Unos y otros se negaron a entrar en el fondo de las denuncias y se limitaron a responder que no tenían conocimiento oficial de los malos tratos. 'No podemos ni confirmar ni desmentir estas informaciones', aseguraron. En la información se recogían, por tanto, las versiones de los distintos sectores implicados y no se omitía ninguna opinión".

El redactor desea recalcar que las denuncias que le plantearon algunos padres de alumnos "apuntaban a un grupo de profesores y no a todo el claustro". El esclarecimiento de la cuestión, dice Villena, compete a las autoridades educativas y a la comunidad escolar del colegio de Godelleta.

De momento, quede aquí constancia de que el claustro del colegio, unánimemente, desmiente la práctica de malos tratos. Y que, frente al anonimato de unos pocos, se ha alzado el 85% de los padres de alumnos (hay unos s00 escolares en el centro) en apoyo del profesorado.

Precisiones históricas

De tiempo atrás, los lectores cuenta con la colaboración de un asiduo vigía -Armando López Carrasco- a quien no se le escapa el menor error histórico que se deslice en las páginas de EL PAÍS.

Por ejeniplo: en El País Semanal del 6 de diciembre, en un reportaje titulado, como la novela de Víctor Hugo, Nuestra Señora de París, se decía que el padre de aquel glorioso escritor francés, el militar José Leopoldo Hugo, durante su estancia en España, cuando la Guerra de la Independencia, derrotó a Juan Martín, el famoso Empecinado.

López Carrasco se apoya en la enciclopedia Espasa y precisa: José Leopoldo Hugo, siendo gobernador militar de la provincia de Guadalajara, "tuvo hasta 32 encuentros con Juan Martín, audaz guerrillero que le vapuleó en casi todos ellos".

El padre de Víctor Hugo, puntualiza además el vigía, no vivió en España con su familia "durante algo más de tres años", como se decía en el reportaje: la esposa y los hijos permanecieron junto a él los años 1811 y 1812. El dato procede de la enciclopedia Larousse.

"Y para finalizar", aclara López Carrasco, "Víctor Hugo no estuvo 20 años en el exilio por su oposición a Napoleón III; pasó fuera de Francia 18 años y nueve meses, desde enero de 1852 hasta septiembre de 1870. Se opuso con todas sus fuerzas al golpe de Estado de Luis Napoleón, y en enero de 1852 fue incluido en la lista de proscritos. Marchó primero a Bruselas; de allí se fue a Jersey (1852), de donde fue expulsado en 1855, y se instaló en Guernesey. En 1859 rechazó la amnistía que se le ofrecía y no volvió a París hasta septiembre de 1870, después de la caída del imperio y en plena guerra franco-prusiana".

López Carrasco, con su vigilante lectura del periódico, viene a recordar a los periodistas que la precisión de los datos es una obligación indispensable.

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