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Alberto Basso: "Trabajo en un concepto de cultura musical amplia, vinculado a la filosofía"

El musicólogo italiano dirige un diccionario universal de la música de 12 tomos

Alberto Basso es una de las figuras indiscutidas de la musicología italiana. Junto con otros estudiosos de su generación, sus investigaciones han servido para que a partir de los años cincuenta la disciplina se fuera progresivamente liberando de la tradición idealista marcada por Benedetto Croce, hasta alcanzar el rigor científico que hoy la caracteriza y por la que es respetada en todo el mando. Su último y monumental trabajo, aún no concluido, es la dirección del Dizionario enciclopedico universale della musica e dei musicisti (DEUMM). "Trabajo en un concepto de cultura musical amplia, íntimamente vinculado a la filosofía", manifestó a este diario.

Pese a su amplia experiencia en el campo de las ediciones musicales, sigue pensando que "cuando se hacen enciclopedias de este tipo se sabe siempre muy bien dónde se inicia el trabajo, pero nunca hasta dónde llegará". El diccionario que Basso dirige se muestra más bien lacónico a la hora de dar noticias sobre la trayectoria profesional y biográfica del musicólogo. Nacido en Turín en 1931, recibió en 1952 un primer premio nacional por una iconografía sobre Stravinski. Entre 1961 y 1974 fue profesor de historia de la música en el conservatorio turinés y a partir del año siguiente pasó a ser bibliotecario del centro, cargo que mantiene en la actualidad. Entre 1973 y 1979 fue, además, presidente de la Sociedad. Italiana de Musicología.Por otro lado, los estudios y publicaciones de Basso dan cuenta de la multiplicidad de intereses cultivados por el biografiado: desde varios estudios sobre Bach hasta investigaciones sobre Schönberg y Bruckner, sin olvidar a Vivaldi, Orazio Vecchi o Verdi; es autor de una historia sobre el Conservatorio de Turín y otra sobre el Teatro Regio; y ha realizado un amplísimo trabajo de identificación de fuentes y catalogación bibliográfica de música antigua piamontesa.

Un capítulo especial en toda esta producción está configurado por varios artículos sobre la música masónica, tema sobre el que, según anuncia, piensa publicar próximamente un volumen: "Hasta el momento me he limitado a efectuar una serie de estudios puntuales, por ejemplo sobre los orígenes y la inspiración masónica de la Novena Sinfonía de Beethoven o sobre una representación de la Armida de Haydn en el Turín de 1804, por iniciativa de la sociedad secreta local. Más adelante pienso recoger todo este material en un volumen orgánico".

Música ideológica

Ante la pregunta de si cree que existe una música masónica estructuralmente identificable como tal se muestra más bien escéptico: "No lo creo. En realidad se trata de una música que es expresión de una determinada ideología, y no especialmente compuesta según técnicas propias de los masones o especialmente concebidas para sus ritos. Pongo como ejemplo más significativo la Novena de Beethoven: es un gran canto a la hermandad y a la idea de un gran arquitecto del universo que está por encima de las confesiones y religiones particulares, pero se inscribe por completo en el estilo beethoveniano. El mío es pues un estudio de tipo sociológico, y de cultura musical amplia, íntimamente vinculado a la filosofía".No duda en señalar dónde nació su interés por este aspecto musical tan concreto: "Partió de Bach y concretamente de su última producción. Descubrí en ella un carácter especulativo, hermético, esotérico, diría incluso secreto, que me intrigó. En el siglo XVIII la masonería fue una moda, una forma de distinguirse y a la vez de pertenecer a un círculo intelectual ilustrado. Pero hay que tener en cuenta que si Mozart no hubiera sido masón probablemente no habría escrito La flauta mágica y lo mismo hubiera ocurrido con La creación de Haydn o incluso El Mesias, de Haendel: estoy convencido de que este último autor también se relacionaba con los ambientes masónicos de la capital británica".

Basso empezó a colaborar con la Unione Tipografico-Editrice Torinese (UTET) a principios de los años 60 y a él se debe el progresivo interés mostrado por esta editorial hacia los temas musicales. Entre 1966 y 1971 se encargó de la obra La Musica, en varios volúmenes, y tras haber coordinado una historia de la ópera, se lanzó a la gran empresa de dirigir el Dizionario enciclopedico della musica e dei musicisti (DEUMM), considerado ya, antes de haberse concluido la obra, como un punto de referencia insoslayable de la musicología italiana.

"El trabajo se inició en mi casa el día 7 de octubre de 1975", recuerda Basso con precisión. "Hasta cuatro años más tarde tuve la casa ocupada por seis personas que constituían el equipo de redacción al completo". Un modesto equipo que sin embargo, con el tiempo, llegaría a reunir a 300 colaboradores de más 20 países para confeccionar las aproximadamente 37.000 voces que integran la mastodóntica obra.

Los 12 volúmenes, de los cuales hasta la fecha han aparecido los primeros ocho -los siguientes dos aparecerán el mes de enero y los últimos hacia finales del 88- se dividen en una parte de léxico (cuatro volúmenes, 15.000 entradas) y otra de biografías (ocho volúmenes, 22.000 entradas). "La parte lexicográfica, referida a las cosas, representa la parte estática, estabilizada en el tiempo, menos problemática si se quiere. En cambio la segunda parte, referida a las personas, es la que necesita un aggiornamento continuo", comenta Basso.

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