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El cine francés visitó Madrid

Las actrices francesas, lo mejor de la semana

Madrid se ha convertido durante una semana en escaparate del cine francés. Trece películas de variopinta temática, no estrenadas comercialmente en España, pertenecientes a la producción de los dos últimos años, han sido la embajada filmica presentada por Unifrance con la esperanza de fructíferos acuerdos entre los dos países. Afilando el juicio crítico, la contemplación de la muestra que aunaba a jóvenes valores al lado de otros ya consagrados podría explicar la preocupante ausencia de espectadores en las salas francesas.

Sin embargo, la selección de títulos incluía, precisamente, las películas que han significado un éxito popular y económico contrastado en las taquillas francesas. El ejemplo del mal conocido cine francés por nuestro público dejaba fuera a cineastas como Eric Rohmer, Jean-Jacques Beineix, Alain Resnais, Robert Bresson, Leos Carax, y también señeros como Jean et Florette, Manon des sources y Au revoire les enfants; pero de eso se trataba, de acercarnos el cine comercial.Este válido ejemplo programado a lo largo de siete días tuvo su prólogo en el Palacio de la Música, con la presentación de El gran camino, que escrita y dírigida por Jean Loup Hubert está protagonizada por un niño que en un ambiente rural servirá de catalizador de las tensiones de la pareja que lo acoge temporalmente, al tiempo que el joven protagonista descubrirá un nuevo mundo. Como en la mayoría de los títulos exhibidos en la Semana de Cine Francés, la idea argumental supera la finalización de la realización.

Dos directores ex críticos de Cahiers du Cinéma, Claude Chabrol y André Techíne, comenzaron la doble programación diaria con dos polars: El grito del búho, basada en la obra de Patricia Highsmith, y El lugar del crimen, que ofrece la presencia inquietante de Catherine Deneuve.

Actrices francesas

El aspecto más grato ofrecido por la Semana de Cine Francés ha sido comprobar la existencia de jóvenes actrices, apartado en que dicha cinematografía es envidiable, sobre todo por lo cuantitativo de la oferta. Además de las sorprendentes intérpretes habituales en los proverbios fílmicos de Rohmer y de la generación que cuenta con Anaïs Jeanneret, Sophie Marceau, Sandrine Bonaire, Beatrice Dalle, Valerie Kaprisky, Juliette Binoche, entre otras, la presencia de Julie Delpy, Mathilda May, Catherine Mouchet y Pauline Laffont, amplía el envidiable plantel.Julie Delpy protagoniza La passion Beatrice, en la que Bertrand Tavernier -que no puede olvidar el jazz e incluye en su banda sonora al contrabajista Ron Carter- centra en el siglo XIV el enfrentamiento de un padre y una hija, con solemnidad, planteando la lucha entre el bien y el mal, incesto incluido, en una cuidada recreación, y la presencia de realidades y valores históricos del medievo. La actriz, a pesar de su juventud, asombra por su aplomo y goza de una mirada pura e inocente, no exenta de misterio y en todo momento emotiva, muy apropiada para la heroína medieval que representa.

Mathilda May, que aporta una mirada serena y un aspecto sensual y dulce, tal como conviene a la ambigüedad de la serie negra, causó la admiración de Chabrol, por lo que le encomendé el papel protagonista de El grito del búho, pues opinaba que había muchas mujeres en una sola.

Catherine Mouchet, triunfadora en la ampliamente galardonada Thérèse, en la que se narra la historia de la carmelita que subió a los altares como santa Teresa de Lisieux, aporta una exquisita sensibilidad para hacer creíbles los suplicios conventuales cotidianos y la angustia de sus dudas sin renunciar a su expresión bondadosa.

Más corpóreo es el protagonismo de Pauline Laffont, que exhibe con generosidad su físico en El verano en suave pendiente un polar de Gérard Krawaczyk con reminiscencias de las novelas de Jim Thompson, aunque demasiado obvio y patemalista y cuya mirada desafía a la cámara.

Como contrapunto maduro, las veteranas también dejaron buen recuerdo en las pantallas. La delgadez habitual de Jane Birkin se desenvuelve con soltura en la ópera prima de Regis Warginer, La mujer de mi vida, mientras la intensa y dinámica Nicole García, que nunca defrauda, da adecuada réplica a Philippe Noiret en El cuarto poder.

En la semana estuvieron también presentes Tenue du soirée, con Gérard Depardieu, Michel Blanc y Miou-Miou, fallida comedia de ménage á trois; Black Mic Mac, de Thomas Gilou, una comedia urbana africanista, con amor interracial incluido; y Levy y Goliath y Le miraculé, sendos desmadres cómicos. Y en su última jornada destacó Tandem.

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