La caída del dólar fuerza a los soldados de EE UU en la RFA a apretarse el cinturón
Los soldados norteamericanos estacionados en la República Federal de Alemania (RFA) se están viendo forzados a apretarse el cinturón. Desde hace algunos meses, con la caída del dólar, se ven obligados a restringir sus gastos para atar cabos a fin de mes y hacer frente a sus primeras necesidades."Con la caída del dólar, nuestro poder adquisitivo en la RFA se ha convertido en la mitad del que dispondríamos con la misma paga en Estados Unidos", señala el sargento Anderson, del servicio de relaciones públicas de la fuerza aérea de EE UU en Wisbaden. Los soldados se benefician de un sistema de compensación de los flujos en los tipos de cambio, la cola (cost of living allowance), pero que ya no basta para mantener su poder adquisitivo. "Trabajo, iglesia, hogar. Así se resume nuestra vida", afirma el sargento Timothy Holland, de la base aérea de Wiesbaden.
"Los americanos ya no van a comprar a las tiendas alemanas", se queja la esposa del sargento Royce Tate, "y volvemos todos al PX [economato para norteamericanos], aunque no hay mucho que elegir, y sólo compramos lo esencial". En la buena época del dólar (de unos 3 marcos hace dos años, frente a 1,65 ahora), los soldados a menudo iban a vivir a la ciudad, en casas particulares de alemanes. Ahora, si las listas de espera lo permiten, vuelven a alojamientos bajo contrato gubernamental de EE UU. Con un sueldo mensual de unos 1.500 dólares (unas 170.000 pesetas) los soldados deben vigilar sus más mínimos gastos. Cada vez más soldados norteamericanos (hay 326.000 en la RFA) buscan segundos empleos sometidos a la aprobación del Ejército: cocineros o vigilantes para los hombres, asistentas o cajeras de grandes almacenes para sus esposas. Los que no logran atar cabos a fin de mes vuelven a enviar a sus familias a EE UU.
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