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Guerra se reunió con Edén Pastora antes de regresar de Costa Rica

Antonio Caño

, ENVIADO ESPECIALEl vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, concluyó ayer su visita a dos países de Centroamérica, en la que lo más oportuno ha sido la fecha elegida para el viaje, en pleno proceso de paz en la zona, y lo más significativo, el apoyo político dado a la apertura y democratización en Nicaragua. La visita de dos días a Costa Rica terminó con una sorprendente reunión con Edén Pastora, el antiguo Comandante Cero sandinista, que se puede explicar mejor por razones humanitarias que por la inversión política a largo plazo con que la justifica el séquito del vicepresidente.

Edén Pastora, en cuya trayectoria política no ha faltado nunca una buena dosis de honestidad y mucha más de decisión, es hoy un pescador de la ciudad de San Juanillo, en el sur de Costa Rica. Su papel en la crisis nicaragüense es poco mayor que el de un observador, y su futuro, un enorme interrogante.

La interpretación más verosímil es la de que Guerra ha accedido a entrevistarse con él por simple curiosidad o por la relación amistosa que existe entre el ex Comandante Cero y dirigentes del PSOE, particularmente Felipe González. Solamente eso y la convicción de que la reunión no alcanzaba el nivel de un acto político pueden explicar el interés con que la delegación española intentó evitar la presencia de periodistas en la Embajada de España, donde se llevó a cabo la conversación, de poco más de media hora.

Al margen de cualquier otra consideración de carácter político, es innegable que cualquier miembro de la dirección de la contra, que se encontraba en Costa Rica en ese momento y que había solicitado la entrevista, hubiera aportado más al contenido de una misión que, desde el principio, se ha planteado como de carácter fundamentalmente informativo. Para mayor abundancia en la oportunidad temporal de este viaje baste decir que Guerra habría tenido la ocasión de recibir información directa de la contra en vísperas de una reunión crucial entre los rebeldes, el Gobierno de Managua y el cardenal nicaragüense Miguel Obando y Bravo.

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El mérito principal de este viaje ha sido el de demostrar, con la presencia de un alto funcionario del Gobierno, el respaldo de España al proceso de paz en Centroamérica. De ello volvió a quedar constancia en la noche del martes, cuando Guerra compartió la mesa en una cena oficial con el presidente de Costa Rica, Óscar Arias; el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Jim Wright; siete congresistas norteamericanos, los cinco vicepresidentes de Centroamérica y el candidato a la presidencia de Venezuela, Carlos Andrés Pérez.

En Nicaragua, donde Alfonso Guerra permaneció durante cuatro días, el vicepresidente dio un importante espaldarazo a los esfuerzos que los dirigentes sandinistas realizan por la pacificación.

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