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FLAMENCO

Un americano en Madrid

Para comprender una actuación de Juan Callejuela, Pollito, es preciso conocer su biografía, aunque sólo sea a grandes rasgos. Él es norteamericano, de California. Lo de Callejuela es la traducción castellana de su apellido norteamericano.Callejuela comenzó a estudiar filología hispánica en su tierra natal. Viaja a España en 1970 y permanece aquí unos meses. Se queda alucinado con los gitanos y el flamenco. Al año siguiente regresa para instalarse aquí definitivamente, y elige Granada como lugar de residencia. Termina sus estudios de filología y permanece diez años en las cuevas del Sacromonte conviviendo con los pitirili. El Andrés y El Quiqui se encargan de enseñarle guitarra y cante.

Juan Callejuela, 'Pollito'

Juan Callejuela. Bar El Rebote. Madrid. 26 de noviembre.

Pollito se lanza a los escenarios y actúa en locales granadinos de solera, como La Zambra, El tablao de Curro y Rey Chico. Viene a Madrid y se presenta en Los Canasteros. Desde entonces es vecino de la villa y uno de los personajes más pintorescos de la noche madrileña bohemia y cantarina.

Gringo que habla caló

Callejuela tiene externamente el talante de un gringo alto y rubio. Pero en cuanto le oyes hablar te quedas perplejo, boquiabierto: Pollito habla en caló siempre, y lo hace de un modo que logra confundir a los propios gitanos. Quien le conoce se convierte automáticamente en amigo suyo, y no es difícil encontrarle de madrugada departiendo con Paco de Lucía, con Camarón, con Tomatito.Como artista, ha actuado numerosas veces en el Café de Manuela, café del foro, verde y blanco. Y también en cualquier tugurio una noche cualquiera bajo cualquier pretexto. Pero lo que menos puede sospechar quienes no le conozcan es que Pollito es un gringo, un americano en Madrid.

Hay gente que no se lo cree aunque se lo jures por lo más sagrado. Porque el estilo artístico de Pollito es tela marinera: una combinación de Lola Flores, Peret, Los Chichos, Bambino y La Terremoto. Sus amigos le llaman Pollito colorao, porque cuando canta se le pone la cara roja de pasión y sentimiento.

Le dan arrebatos, se planta, se desmelena, taconea, hace juegos malabares con la guitarra, quiebra la voz, da la media vuelta vertiginosamente, baila. "Voy a empesà con una de Los Chichos, y luego ya me iré degenerando". Dicho y hecho. Y el público, claro, abre los ojos desmesuradamente y se palpa las car nes para comprobar que lo que está viendo no es una ilusión.

Si algún escéptico lector duda de alguno de los conceptos reseñados, tiene ocasión de ver con sus propios ojos a Juan Callejuela, Pollito, en la discoteca Aguacate de Madrid, donde cantará desde el 30 de noviembre hasta el 4 de diciembre.

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