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Huevos fritos a 773 pesetas

Los trabajadores de Iberia boicotean las cafeterías del aeropuerto

La pasada semana, un comunicado elaborado por el comité de empresa de Iberia explicaba: "Todas las cafeterías y restaurantes del aeropuerto quedan declaradas prohibidas para todo el personal de Iberia, incluidos los jefes". Con este mensaje se ponían en pie de guerra los representantes de los trabajadores para protestar por el "abuso manifiesto en los precios del monopolio de las cafeterías Segresa". A la hora del almuerzo, tan sólo una veintena de personas pagaban ayer las 50 pesetas del café con leche en una de las tres cantinas para el personal del aeropuerto. Mientras, en las cafeterías para viajeros se seguía pagando por el mismo café 116 pesetas.

Segresa, perteneciente a la empresa Grupo Hoteles Unidos, propiedad de Joan Gaspar, vicepresidente del Barcelona FC, es concesionaria de la contrata de 11 aeropuertos en toda España. Sólo en la terminal de Madrid-Barajas tiene 11 cafeterías, 5 autoservicios y 4 restaurantes. Los viajeros -que en transbordos y esperas no tienen la oportunidad de irse "a la cafetería de enfrente"- consideran que este servicio tiene "precios absolutamente abusivos": un simple plato de huevos fritos y bacon cuesta 773 pesetas; un bocadillo de jamón serrano, 415 pesetas; un carajillo, 265 pesetas, y una tortilla francesa, 445 pesetas.Los precios de las bebidas alcohólicas son más propios de una discoteca de moda que de una cafetería. Así, los viajeros que deseen despedirse de su novia con champaña francés deben pagar el capricho a 11.241 pesetas. Si se moderan y piden un vaso de whisky de reserva, la broma etílica será de 1.124 pesetas.

Una rebaja al revés

La empresa había anunciado que rebajaría los productos de la cafetería. Así lo hizo, porque desgajó el IVA en las tablas de precios. Pero después, al cobrar el IVA aparte, los precios en algunos casos se incrementaron.El boicoteo contra Segresa nunca partió de los viajeros que pagan el doble que los trabajadores; ha sido el personal de Iberia el que se ha rebelado ante la subida. Segresa tan sólo mantiene "unos precios razonables para el personal de Aviación Civil", propietaria de los locales aeroportuarios alquilados a la empresa concesionaria Segresa por 80 millones de pesetas al año.

Así, en las cantinas del aeropuerto el mismo café le cuesta a un empleado de Iberia 45 pesetas; a un trabajador de Avición Civil, 37 pesetas; y a un viajero, 106 pesetas.

Así, los precios de los bares para trabajadores, que el comité de empresa considera abusivos, suponen solamente la mitad de lo que se paga en el resto de las cafeterías del aeropuerto, abiertas al servicio público.

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La estimación del comité de empresa es que, a diario, unos 5.000 trabajadores acuden a la cafetería para personal autorizado, donde Segresa, "abusando de su situación monopolista", les obliga a pagar más que a los de Aviación Civil.

El comité de empresa de Iberia ha enviado una carta a la dirección general de turismo de la Comunidad Autónoma de Madrid en la que denuncia la actitud de Segresa "que daña los interes de los trabajadores, ya que no existe posibilidad física de acudir a otros establecimientos". José Antonio Pérez, director de Segresa, manifestó que se ha subido el precio para los trabajadores de Iberia después de tres años, y que continúan siendo escandalosamente bajos.

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