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La ciudad soñada por un grupo de visionarios

Exposición en París sobre la arquitectura de Chicago

El 8 de octubre de 1871 se declaró un espectacular incendio en Chicago. Dos días más tarde, los desolados ciudadanos paseaban entre las ruinas. No se arredraron. Lanzaron a los cuatro vientos la voz de que había una ciudad por reconstruir, y fue acudiendo un grupo de visionarios que traía vagos proyectos de las más bellas ciudades del universo: Roma, Berlín, Londres, París. Trazaron un plan arquitectónico a la altura del más desmesurado sueño americano. Apenas pudieron realizarlo, pero quedaron para la historia un grupo de nombres, unos cuantos proyectos y algún edificio: la Escuela de Chicago. Una cuidada exposición en el Museo d'Orsay, de París, recuerda su gesta.

El vídeo que complementa la exposición (abierta hasta el 3 de enero) califica a los padres de la ciudad considerada como la más auténticamente americana del nuevo continente de visionarios. Louis H. Sullivan, máximo representante de la Escuela de Chicago, llegó en 1873. Vio las ruinas y se marchó a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de París para regresar un par de años después pletórico de ideas.Las innovaciones de la arquitectura de Chicago están basadas en la adaptación de las grandes construcciones europeas, especialmente alemanas y francesas, aunque la influencia inglesa se hace patente en la ornamentación y en el acabado de los nuevos edificios. Los visionarios comenzaron a edificar en la ciudad muchas de las ideas que se desarrollaban teóricamente en la Escuela de Bellas Artes de París y otras doctas aulas europeas. Las ideas que producía el debate europeo entre racionalistas y eclécticos, medievalistas y neoclásicos, se plasmaban poco a poco en Chicago: edificios con estructura de esqueleto, creación de cimientos flotantes, aplicación masiva del ascensor.

Los nuevos elementos, como el metal y el vidrio, anuncian la arquitectura funcional de nuestros días. La consagración definitiva de la escuela viene dada por la creación de un elemento que ha tomado el nombre de sus creadores: la ventana Chicago. La exposición de París, que posteriormente viajará a la República Federal de Alemania, incluye también elementos de interior, como sillas, mesas, escaleras y vidrieras, y, sobre todo, una gran cantidad de proyectos que se quedaron sin realizar.

Una sala entera está dedicada a los proyectos del periódico Chicago Tribune: más de una veintena de edificios rematados con toda clase de formas, imágenes y sueños.

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