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Comienza la 'cumbre' árabe con las ausencias de los monarcas saudi y marroquí

La cumbre árabe extraordinaria que debe discutir la guerra del golfo, la más importante reunión política de esta comunidad lingüística y cultural en los últimos cinco años, fue inaugurada ayer en Amman por el rey Hussein de Jordania, en un ambiente de extraordinaria crispación y escepticismo. La ausencia de los monarcas saudí y marroquí, que han enviado a la capital hachemí a sus príncipes herederos ha devaluado de antemano este encuentro, mientras Libia amenaza con aliarse con Irán si Egipto es readmitido en la Liga Árabe. La ceremonia inaugural coincidió con la explosión de un nuevo misil iraní en la capital iraquí, Bagdad, con un saldo de 10 muertos.

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ENVIADO ESPECIAL, El regreso de Egipto y la creación de un frente común frente a Irán son los objetivos de la cumbre de Amman, al menos para sus anfitriones, los jordanos. Sólo un complicado encaje de bolillos y toneladas de fortuna pueden materializar los deseos del soberano hachemí y de los países árabes moderados que comparten su opinión. Libia, Siria y Yemen del Sur se opondrán con fuerza al reingreso de Egipto en la Liga Arabe. Esos mismos países más los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Omán templarán ánimos en relación con Irán.El coronel Gaddafi ha enviado a Amman a su segundo, el comandante Jalud, y horas antes del comienzo de la cumbre ha dejado caer a través de la agencia Jana que si Egipto es readmitido en la Liga Árabe, Libia se aliará militarmente con Irán. Días antes Gaddafi había anunciado que sólo iría en persona a una cumbre árabe que discutiera la fabricación de una bomba atómica.

La posición de Siria, representada en Amman por su presidente, Hafez el Assad, es menos espectacular, pero constituye de hecho el principal obstáculo para los partidarios del retorno de Egipto al mundo árabe.

La cumbre comenzó con la presencia de 15 jefes del Estado; el líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, y representantes de otros cinco países. Su desarrollo coincide con una situación angustiosa en el mundo árabe, cuyo más alto exponente es la situación libanesa.

Hambre, huelgas, guerras, secuestros, atentados terroristas sacuden la nación árabe, poblada por unos 200 millones de personas. Su más poblado Estado, Egipto, fue suspendido de pertenecer a la Liga Arabe en 1978, tras los acuerdos de Camp David. Su reingreso, según la carta de la organización, debe ser aprobado por unanimidad, lo que es improbable que ocurra en Amman, pese a que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, hizo ayer unas declaraciones de buena voluntad en dirección al sirio Hafez el Assad.

El rey Hussein multiplica los contactos con el presidente iraquí, Sadam Husein, presente en Amman y siempre vestido con uniforme de campaña, y con Hafez el Assad. Es la continuidad de un permanente esfuerzo jordano por reconciliar a ambos dirigentes, cuyo mayor éxito fue el encuentro que ambos sostuvieron secretamente el pasado abril en el desierto del reino hachemí.

Convencer a Siria

El principal argumento de Jordania y los países moderados para convencer a Assad de que cese su colaboración con Irán es el hecho de que el próximo año vence el plazo de una década durante la cual Siria ha recibido ayuda económica de los países petroleros como premio por su posición de primera línea frente a Israel. Siria necesita el dinero saudí y kuwaití, pero por el momento no parece bien dispuesta a cambiar su amistad con Teherán por una reconciliación con Bagdad.No sólo Hussein pedirá el regreso de Egipto a la Liga Árabe. Los Estados del Golfo, saudíes y kuwaitíes a la cabeza, insistirán también para que Mubarak esté presente en la última fase de la cumbre. De no conseguirlo, es muy probable que al término de la reunión el rey Hussein invite al presidente egipcio- a su residencia de Akaba, en el mar Rojo.

El comienzo de la cumbre fue deslucido por la ausencia de los reyes Falid, de Arabia Saudí, y Hassan II, de Marruecos. Ambos han enviado a sus respectivos príncipes herederos, en lo que parece un gesto para no comprometerse personalmente en una reunión de probables escasos resultados. En el caso saudí se habla también de posibles divergencias en el seno de la familia real.

En Amman están, en cambio, el presidente libanés, Amin Gemayel, que pedirá sin duda dinero para reparar la crítica situación económica de su país, y el líder palestino Arafat. Pese a la presencia de Arafat, es muy difícil que la cumbre aborde a fondo el largo conflicto de los árabes con Israel. Arafat no fue recibido en Amman por el rey Hussein, sino por su primer ministro, una muestra de que las relaciones entre ambos líderes siguen enfriadas.

Misil iraní contra Bagdad

El nuevo ministro tunecino de Exteriores, Mahmud Mestiri, fue el último dignatario que llegó a Amman. Mestiri deberá explicar las razones de la deposición del veterano presidente Burguiba. Un nuevo misil tierra-tierra iraní alcanzó en la tarde de ayer Bagdad, la capital iraquí, con un saldo de seis niños y cuatro mujeres muertos y 106 heridos, según la agencia oficial de noticias de Irak, INA. La noticia sorprendió a los observadores porque Irán sólo suele atacar Bagdad en respuesta a los bombardeos sobre su población civil y en las 48 horas precedentes no se había tenido noticia de ninguna salida de la aviación iraquí, informa María Ángeles Espinosa desde Dubai. El momento escogido para el ataque, apenas una hora antes de que se abriera la cumbre árabe en Amman, no parece gratuito.Por su parte, la agencia de noticias iraní, IRNA, aseguró que habían sido dos los misiles lanzados contra Bagdad, uno contra el edificio de la radiotelevisión y otra contra un centro de comunicaciones. Radio Bagdad, la emisora oficial iraquí, amenazó a Irán diciendo que "la República Islámica pagará las consecuencias de este crimen". El de ayer hace el número 17 que cae en Bagdad en este año. El último cayó el pasado 30 de octubre.

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