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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rumbo a la 'cumbre'

LA NOTICIA de la próxima cumbre Reagan-Gorbachov, en diciembre, en Washington, pone fin a una semana de dudas y especulaciones. Hace unos días, en Moscú, mientras la URSS y EEUU confirmaban que el tratado para suprimir los misiles nucleares de alcance medio (INF, es decir entre 500 y 5.000 kilómetros) estaba prácticamente ultimado, Gorbachov declaraba al secretario de Estado norteamericano que la firma de ese tratado no le parecía motivo suficiente para convocar una cumbre, y que convendría agregar un acuerdo de principio sobre reducción de armas estratégicas y sobre el respeto al tratado prohibiendo los misiles antibalísticos (ABM). La tesis soviética es que este último tratado prohíbe la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), la famosa guerra de las galaxias. Parecía, pues, que Moscú volvía a la táctica del paquete único, condicionando el acuerdo sobre los misiles a medidas limitativas de la SDI, actitud que fue precisamente la que impidió el éxito de la cumbre de Reikiavik.Sin embargo, a los tres días, los portavoces soviéticos volvieron a insistir en que la URSS deseaba firmar el tratado sobre los misiles en Europa en una cumbre entre Reagan y Gorbachov. El viaje no previsto de Shevardnadze a Washington confirmó esta evolución. Y renació el optimismo.

Para comprender estos vaivenes conviene distinguir la preparación concreta de los acuerdos de desarme y las coordenadas políticas que, tanto en EE UU como en la URSS, condicionan la celebración de la cumbre. Sobre lo primero, los progresos han sido sustanciales: el tratado suprimiendo los misiles en Europa está prácticamente terminado. Quedan unas dos o tres semanas de trabajo para concluir puntos técnicos. También ha habido progresos serios sobre la reducción en un 50% del arsenal nuclear estratégico. Pero los soviéticos no quieren comprometerse a esta reducción si no se dan pasos que limiten la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), que consideran el factor más desestabilizador para la seguridad internacional. Es el tema más conflictivo, porque Reagan se aferra a la SDI, duramente criticada, en cambio, en el Congreso de su país y en el mundo científico.

En cuanto a la celebración de la cumbre, el interés de Reagan es obvio. Al enorme desprestigio del Irangate se ha agregado en los últimos tiempos el derrumbe de algunos de los ejes básicos del reaganismo: el crack financiero le obliga a revisar aspectos de su política económica, el fracaso de los contra es ya palpable en una Centroamérica lanzada a aplicar el plan Arias, el Senado ha rechazado al juez Bork... La cumbre con Gorbachov y un acuerdo histórico de desarme es lo único que le queda para intentar recuperar algo de su prestigio.

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El caso del líder soviético es distinto, pero no se puede olvidar la oposición interior a la que tiene que hacer frente. No se ha dicho casi nada oficialmente sobre la reunión del último Comité Central, pero lo que se ha filtrado de su desarrollo, como los ataques contra el secretario de Moscú, Eltsin, que ha llegado a presentar su dimisión, es significativo: la elección de Eltsin en junio pasado para el Buró Político fue considerada como paso esencial para reforzar a Gorbachov en ese órgano decisivo. Los enemigos de la perestroika, o los que quieren reducirla a mínimos, pueden aún crear dificultades muy serias al secretario general. No es fácil saber cómo repercuten estas luchas internas sobre la política exterior. Pero un éxito en la vía del desarme, como será el tratado sobre los misiles, consolidará la posición de Gorbachov en el plano interior. Ese reforzamiento será tanto mayor si la cumbre deja muy clara la voluntad de la URSS de seguir debilitando los aspectos más negativos de la política de Reagan, como es para los soviéticos la guerra de las galaxias. Es probable que la actual debilidad de Reagan haya incitado a Gorbachov a hacer tanteos para colocar el listón de la cumbre lo más alto posible, pero evitando que se pueda poner en peligro su celebración.

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