'Vía' posmoderna

La etiqueta posmoderna se viene aplicando hace ya muchos años a casi toda la danza surgida tras la ruptura que Merce Cunningham produjo en la danza moderna americana al abandonar las preocupaciones de expresión dramática que dominaron los trabajos de las primeras generaciones de la modern dance, pero se ciñe más específicamente a las tendencias de exploración del movimiento por el movimiento y al estudio de las estructuras o patrones coreográficos básicos que han dado lugar a un nuevo formalismo, cuyos principales exponentes -como Lucinda Childs o Laura Dean- han convertido incluso en minimalismo.En estas tendencias se inscribe el trabajo del grupo valenciano Vianants, que se presentó el pasado miércoles en la sala Olimpia de Madrid con un espectáculo llamado Vía, que fue bien recibido por el público aficionado.

A Vía se le puede reprochar todo lo que se ha dicho siempre del minimalismo formalista: la monotonía, la apariencia de un espectáculo constituido básicamente por ejercicios -carreras, giros, combinaciones de pequeños movimientos- cuyo interés teatral no es evidente, la indefinición temática o la escasa brillantez técnica. Pero eso sería como reprocharle a una manzana no ser una pera.

Lo interesante del trabajo de Vianants radica precisamente en que con el enfoque y la técnica elegidos han conseguido montar un espectáculo que se justifica por sí mismo y en el que los medios parecen sorprendentemente adecuados a los fines, y que es el fruto de un trabajo en equipo que da la impresión de saber lo que quiere hacer.

Gracel Moneu, en la coreografía; Pedro Hernández, en la escenografía (que utiliza diapositivas); Víctor Nubla, en la música (creada, para el espectáculo); Miguel Hernández Vicent, en la concepción dramática o poética, y las seis bailarinas consiguen que el espectáculo tenga interés visual, con algunos momentos muy logrados.