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La OTAN da su inicial probación a la propuesta española, de aportación militar

La Alianza Atlántica dio ayer su acuerdo de principio a las misiones que, mediante seis acuerdos de coordinación, las Fuerzas Armadas españolas tendrían que cumplir como parte de la aportación militar a la OTAN, según anunció ayer el embajador español ante esta organización, Jaime de Ojeda. El embajador asimiló el futuro papel de España al que desempeña en la actualidad el Reino Unido como puente o enlace entre los países europeos y Canadá y EE UU, de donde partirían los refuerzos hacia Europa en caso de crisis.

El diplomático hizo esta declaración al término de la tercera ronda de conversaciones entre la delegación que él encabeza y otra atlántica -dirigida por el británico Michael Bell, secretario general adjunto de la OTAN- sobre la contribución militar de España a la Alianza Atlántica.

La ronda consistió en una exposición de la posible aportación española, recogida en un documento elaborado por el Estado Mayor Conjunto, y en la formulación de preguntas por sus interlocutores, entre los que figuraban, además de altos funcionarios de la OTAN, miembros de las delegaciones de países aliados. "Todos ellos se han quedado ampliamente satisfechos", comentó Ojeda.

Las seis misiones que el Gobierno español tiene la intención de desempeñar son las que el ministro de Defensa, Narcís Serra, dio a conocer a principios de semana ante la Comisión de Defensa del Congreso, y consisten en permitir la utilización del territorio español como base logística y de retaguardia, la defensa de su territorio, la defensa y el control de su espacio aéreo, el control de la zona de Gibraltar y la realización de operaciones navales y áreas en el Atlántico oriental y en el Mediterráneo occidental.

La oferta española de participación en la defensa colectiva sin integrarse en la estructura militar será ahora comunicada por Michael Bell al Comité Militar de la OTAN y a su Estado Mayor Internacional, que formularán preguntas adicionales, y dentro de unos 15 días, según Ojeda, "quedará fijada de forma definitiva", aunque después tendrá que ser sometida a la aprobación de los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa.

Misión de retaguardia

Aunque rehusó dar detalles, el embajador comparó el futuro papel de España con el que asume actualmente el Reino Unido, al servir de enlace entre el frente y EE UU y Canadá, los países de donde Regarían los refuerzos en caso de guerra. Además del ingreso en el sistema de detección y alerta aérea de la OTAN, la misión de retaguardia implica sobre todo la puesta a disposición de puertos y aeropuertos españoles para el desembarco de tropas frescas, así como el almacenamiento en la Península de material de abastecimiento e incluso municiones para los ejércitos aliados.

El teniente general Francisco Veguillas, director general de Política de Defensa, que acompañaba al embajador, consideró que es aún "prematuro" decidir en qué lugares de España dispondrán de facilidades norteamericanos y canadienses.

[Los mandos militares de la OTAN se habían mostrado partidarios en años pasados de que en España se instalase una gran base aeronaval de la Alianza Atlántica, concretamente en Galicia o en Canarias, pero esta posibilidad ha sido rechazada oficialmente en varias ocasiones].

Ojeda precisó que las tropas aliadas en la Península se colocarán bajo mando español, y que no habrá fuerzas españolas fuera del territorio nacional. La escasa importancia otorgada al Ejército de Tierra en la defensa europea no ha suscitado "frustración alguna" entre los militares de ese arma, según Veguillas, "ni tampoco decepción" entre los aliados.

En cuanto a la defensa del estrecho de Gibraltar por una Marina española que no se podría coordinar con el mando Gibmed (Gibraltar-Mediterráneo), asentado en el Peñón, que Madrid no reconoce, Ojeda se negó a precisar si el escollo sería superado poniendo a las unidades españolas bajo el control operativo del mando de la OTAN en Nápoles, pero insistió en que España "pondrá en relación a los mandos Saceur y Saclant", del Atlántico y del Mediterráneo, que convergen justamente en la Roca.

[El no reconocimiento español de un mando británico de la OTAN en Gibraltar obliga a que las unidades navales o aéreas españolas que participan en ejercicios de la Alianza Atlántica por la zona actúen con independencia y al margen de ese mando, lo que ya ha originado los correspondientes problemas de coordinación].

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