Hite con North
El libro de Shere Hite subvierte las estadísticas, ya que las usa para que, a través de ella, hable una verdad, que escapa a la exactitud, y que sólo puede cifrarse en el inconsciente de un sujeto.Hite muestra el revés del discurso que anima a los psicólogos, sociólogos y demás expertos, haciendo surgir en lugar predominante aquello que eliminan: la subjetividad. Gracias al informe Hite, la virtud reveladora del discurso histérico irrumpe en la vida pública americana, obligando a los hombres a interrogarse sobre lo que quieren las mujeres. En el informe, vuelven las quejas y. la denuncia que daban contenido, en los años sesenta-setenta, a los movimientos feministas. Pero con una diferencia: no se trata de reivindicar la igualdad de los sexos ni de exigir cambios sociales. Aún menos de preconizar una mayor libertad sexual. Hite, por el contrario, denuncia que todos los logros del feminismo no responden a lo que las mujeres esperan.
El malestar de las mujeres es un malestar producido en lo íntimo de la relación amorosa. El informe revela que las mujeres no tienen bajo su techo a un hombre sino a un amo, y que la relación amorosa con su partenaire masculino obedece a la misma lógica que instala la discordia en la escena social. Las mujeres sufren en su vida amorosa por no hallar en su compañero alguien que responda como hombre, es decir, que buscando el deseo masculino se topan, por decirlo con la expresión de Lacan, con un agente del todopoderoso.
No puede decirse, pues, que el informe Hite ponga sobre el tapete la imposibilidad que marca la relación al Otro sexo de los seres que, por hablar, están sujetos al inconsciente. No se trata de lo que es irresoluble entre los hombres y las mujeres, puesto que la queja que preside el informe es precisamente la de unas relaciones de dominio, ajenas al sentido sexual del deseo que rige la suerte de los encuentros entre hombres y mujeres.
El malestar del que Hite se hace portavoz es el mismo que ya Freud reconoció en 1912, como síntoma de la degradación de la vida erótica que la neurosis instala. El mérito de la histeria está en que eleva la queja y la insatisfacción a la dignidad de un síntoma que revela la verdad de la alienación que el Amo impone. Y ése es el mérito del informe Hite, oponerse a la miseria y a la degradación que produce la ética del Amo, cuando a ella se someten las relaciones entre los sexos. Mientras el hombre que describe Hite sueña con ser un amo, su mujer se exaspera con la petrificación en la que ese sueño precipita a su hombre. Esa figura de amo doméstico es un hombre que no habla, que no escucha y que no da ninguna cabida al ser íntimo que su mujer encierra. El hombre, esclavo público, se revela un tirano privado que mortifica y tortura al ser amado, porque la mujer manifiesta una vida de la que él se priva, por haberla sacrificado a la identificación con el Amo.
Antígona
Hite hace oír la voz de Antígona, que opone la ley del corazón a la ley de la ciudad de Creonte. A la ética del Amo, que impone: ¡trabajad!, ¡obedeced., esperad a que el deseo os sea permitido (como pago de vuestra servidumbre), la ética histérica que promociona el informe opone con dignidad e impaciencia: ¡desead!, ¡hallad en una mujer el tesoro que os falta!
La caricatura del hombre del que se quejan las mujeres se dibuja con los rasgos que configuran al nuevo hombre ideal americano. Algunos pueden preguntarse cuál es la clase de amor que defiende el informe Hite. Recordemos que aún rezuma en los media la oleada de exaltación amorosa y patriótica que ha suscitado la figura de Ollie -quintaesencia de Oliver North-, nueva figura del hombre ideal, salvador de la patria y héroe del proceso Irangate, exhibido en todas las pantallas. Oliver North es el uniforme que reviste la política del Amo, para hacer brillar por su ausencia la enunciación de un sujeto. Encarna la perfección de la servidumbre a los ideales del militarismo americano, que han resurgido para reavivar el amor de las masas al Padre ideal, que tan mal parado había salido de Vietnam. Bajo lo impecable del hábito, apenas se disimula la máscara de piedra. Ése es el gran secreto que desvela Hite: en la intimidad del amor, detrás de los ropajes del juez condescendiente, se esconde Rambo.
Mientras se exhibe una unión matrimonial sin fisuras, aparece en el informe la discordia y la insatisfacción radical de ese vínculo. Y a la palabra sin vacilaciones del hombre de deber, las mujeres oponen la exigencia de la intimidad de las palabras de amor. Pero, ¿a qué revolución invita Hite a las mujeres, cuando promueve su cultural revolution in progress? Sus entrevistadas con amor" es lo que las condena a persistir en su fidelidad al amo. Se desesperan en el intento de educar a un hombre con el amor, esperando lograr, algún día, la transformación del hombre de deber en hombre de deseo. Pero el amor histérico se paga con el precio de un sacrificio. La elección de ocuparse del deseo del Otro, para sostenerlo, tiene como contrapartida la ignorancia del deseo propio y la renuncia a su satisfacción. La revolución del amor conduce, solamente, al sacrificio por amor y a la ruina de la pura pérdida.
A los hombres, Hite no les habla de la misma manera que a las mujeres. Fundamentalmente, les hace una oferta: un itinerario, road map for men, para que sepan desear como conviene, según sus términos, more like a woman. Ésa es su manera de resolver las diferencias entre los sexos...
Hubo un hombre, Sigmund Freud, que aceptó oír las quejas de las mujeres y su denuncia de los hombres, dando cabida, en la intimidad que le corresponde, a esa palabra que tanto insiste en ser escuchada. No pretendió proponer ningún itinerario pedagógico, sino que se dejó llevar, dócilmente, de la mano de la histérica, por los caminos del inconsciente. Y al callejón sin salida del discurso histérico, Lacan le ofrece una puerta abierta: una ética sin servidumbre ni sacrificios, la de un deseo inédito que encuentra su causa.
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