Impacto psicológico entre los vascos residentes en Francia

ENVIADO ESPECIALEl impacto psicológico que la masiva redada policial francesa ha provocado en la comunidad de refugiados de ETA Militar es muy superior al daño ocasionado al organigrama del aparato de la organización terrorista en Francia.

Los refugiados viven todavía conmocionados, sumidos en el desconcierto y el temor al futuro inmediato, ahora que han comprobado que recluirse en sus casas tampoco les preserva ya de ser detenidos cualquier día.

Saben, además, que gracias al juez de París Michel Legrand, encargado de la represión del terrorismo, las investigaciones judiciales abiertas contra los terroristas vascofranceses de Iparretarrak (Los del Norte) pueden desembocar en acciones contra ETA y viceversa, tal y como han demostrado los últimos acontecimientos.

Críticas

En el País Vasco francés las reacciones contrarias a la gran redada han desbordado, en esta ocasión, el reducido ámbito electoral de los partidos abertzales. También el Partido Socialista (PSF) y el Partido Comunista (PCF), así como el obispo de Bayona, han criticado, con matices distintos, el carácter de las detenciones y los traslados a comisarías de los niños de los refugiados.

Pero los franceses, incluidos los que pertenecen a determinados círculos abertzales, siguen reaccionando con escándalo cada vez que la policía descubre armas y documentos comprometedores en casas de un refugiado. La teoría de que ETA no existe en Francia y que los residentes vascos son simples exiliados que huyen de las torturas de la policía española está disolviéndose en los últimos años a pasos agigantados. Muchos ciudadanos vascos franceses han llegado a la convicción de que la comunidad de refugiados, cifrada en torno a las 600 personas y reducida ahora en un tercio, sirve activamente a la organización de ETA Militar y actúa bajo una estructura de funcionamiento muy rígida.

Pocos días después de que Francia enviara a España la primera remesa de vascos españoles residentes al otro lado de los Pirineos -en julio del pasado año-, el entonces número uno de ETA, Txomin Iturbe Abasolo -fallecido en accidente durante su deportación en Argelia el pasado febrero- respondió con una profecía a aquellos compañeros que querían saber el porqué de su insistencia en la necesidad de negociar lo antes posible.

Domingo Iturbe les dijo: "Ahora estamos en un buen momento, somos fuertes; dentro de un año los franceses habrán expulsado a un centenar de los nuestros, luego empezarán a caer los zulos, el dinero y las armas, y al final ya no podremos negociar nada".