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CIENCIA

Un mono cosmonauta pone en peligro la misión de un satélite soviético

Pilar Bonet

Un mono cosmonauta, tripulante de un satélite biológico soviético, ha conseguido soltar uno de sus brazos de la correa de fijación que le inmovilizaba y puede, con su comportamiento, provocar el fin de la expedición científica en la que participa junto con otro simio.Así lo señalaba ayer un reportaje de la agencia soviética Tass, publicado en el periódico Sovietskaia Rossia, sobre la expedición emprendida por Drioma y Herosha, dos macacos Rhesus procedentes de un criadero de Sujumi (en el mar Negro), que van acompañados por ratas, insectos y peces.

Los monos, seleccionados entre cinco candidatos, fueron lanzados el 29 de septiembre pasado con objeto de estudiar el comportamiento de organismos vivientes en condiciones de ingravidez. En el experimento participan expertos norteamericanos y representantes de la Agencia Espacial Europea y de países socialistas.

Este tipo de pruebas tiene por objeto la prolongación de los vuelos tripulados humanos, para realizar largas travesías hacia otros planetas.

Yerosha, el mono más joven y también el más activo y nervioso del satélite biológico, apareció, cinco días después de emprendido el vuelo, ante los monitores de televisión sin llevar el apretado gorro cónico donde estaban colocados los electrodos de investigación y un gran letrero con el nombre del usuario. Por lo visto, todo este dispositivo molestaba a Yerosha, que tras liberar su brazo izquierdo de la silla a la que estaba sujeto comenzó a "explorar alegremente todo lo que estaba a su alrededor". La información señalaba que no estaba claro lo que había hecho Yerosha con su tocado capilar.

Dosis alimenticia

Por otra parte, Yerosha llevaba cinco días sin recibir correctamente su dosis alimenticia, aunque no se advertían síntomas de que hubiera sido afectado por su huelga de hambre. Los monos reciben comida y bebida después de responder correctamente a unas señales luminosas, y los médicos habían decidido aumentar en compensación la cantidad de zumo suministrado a Yerosha.Según el profesor E. llin, citado por Tass, el tercer vuelo espacial con monos a bordo ha permitido precisar la influencia específica de la ingravidez en un organismo vivo en relación con las propias peculiaridades de éste. Mientras el pulso de Yerosha aumentó hasta 200 pulsaciones por minuto y su temperatura subió después del lanzamiento, el organismo de Drioma reaccionó con normalidad.

Mientras tanto, en la Tierra se han reproducido condiciones análogas a las que está viviendo Yerosha y se ha sometido a ellas a otro mono, con objeto de estudiar las posibles variantes de comportamiento del simio. Los científicos debaten si deben continuar el experimento hasta un máximo de 12 días o empezar la preparación del descenso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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