Se abre camino la tesis de que el embargo iraní no es la solución

JAVIER VALENZUELA, Los iraníes "se las arreglan bien" para comprar armas en el mercado libre o negro internacional, ha afirmado Mark Broughton, del prestigioso semanario británico Jane's Defence Weekly. "Cualquier embargo de armas contra el régimen de Teherán sólo puede ser efectivo si todo el mundo suspende las compras de petróleo iraní" ha dicho, por su parte, un portavoz del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.

Ambas declaraciones seguían a la decisión británica de cerrar la oficina londinense que tiene Irán para la compra de armas. Esa medida, según los expertos citados, causará problemas a corto plazo a los iraníes, pero éstos no tardarán en encontrar bases alternativas.De hecho, en previsión de una medida británica semejante, los islámicos ya habían empezado a buscar en los últimos meses nuevos centros operacionales en otros países europeos. Eso explica las declaraciones en Nueva York del presidente Alí Jamenei, al conocer la noticia del cierre decretado en Londres. "Es una medida sin consecuencias", dijo.

Irán paga al contado, y a precios notablemente superiores a los del mercado, a los traficantes internacionales de armas. Y éstos, como afirmó hace unas semanas en Teherán el primer ministro, Mir Husein Musavi, a un grupo de periodistas extranjeros, "no se guían por las decisiones de los Gobiernos y, ni mucho menos, por las del Consejo de Seguridad de la ONU". Así que los especialistas del Janes y del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres coinciden en que, mientras Irán siga exportando petróleo, el único modo de impedir que compre armas es "impermeabilizar sus costas y sus fronteras con Afganistán, Pakistán y Turquía". Es decir, una tarea imposible.

Rutas tortuosas

Las rutas por las que llegan armas a la revolución islámica son tortuosas, y a veces parten de Israel, Argentina, Italia o España. Intentar cerrarlas es una tarea para la que sería precisa una unanimidad universal que no existe, como están probando las dificultades encontradas por EE UU y el Reino Unido para convencer, primero, a los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y luego, al Consejo en sí de la necesidad de aplicar un embargo en la venta de armas contra Teherán. El problema de norteamericanos y británicos radica en que las posiciones de la República Islámica tienen un eco mayor del que la imagen acuñada por los occidentales da a entender. Y eso tanto porque no son tan insensatas como porque la diplomacia islámica es muy activa. En ese sentido, el ataque, el pasado lunes, de una embarcación iraní por helicópteros norteamericanos ha sido un error. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, que acaba de iniciar una gira por el golfo Pérsico, dijo ayer que el barco será destruido. Jomenei declaró, por su parte, que el incidente "va a costarle caro" a Estados Unidos.

Los cadáveres de los cuatro marinos muertos y de los 26 supervivientes iraníes serán entregados hoy en Omán a la Cruz Roja para su repatriación. Coincidiendo con la llegada de Weinberger al Golfo, Irak afirmó haber desencadenado una nueva ofensiva con el derribo de un avión iraní, el ataque aéreo contra un petrolero cerca de las costas iraníes y el bombardeo de la ciudad de Basora.

El Senado tenía previsto debatir ayer un proyecto de ley presentado por la mayoría demócrata para imponer un límite de 90 días a la escolta naval de EE UU en el Golfo, al cabo del cual el Parlamento votaría sobre si debe prolongarse o suspenderse del todo.

La Prensa soviética, siria y libia ha condenado sin ambages la acción bélica estadounidense. Para sirios y libios prueba que "es la presencia militar norteamericana la que amenaza el tráfico marítimo en el Golfo". La reacción de ambos países árabes no es sorprendente, pero no debe despreciarse el hecho de que los libios, que hace poco iniciaron un proceso de reconciliación con Bagdad, han dado un amistoso espaldarazo a Teherán en estos momentos de apuro. La actitud de los medios de comunicación soviéticos es, en cambio, particularmente significativa, sobre todo porque fue reforzada por el discurso pronunciado por su ministro de Exteriores, Edvard Shevardnadze, ante la Asamblea General de la ONU. Shevardnadze pidió a los occidentales "sangre fría" y la sustitución de su "masiva presencia aeronaval en el Golfo" por una fuerza internacional bajo los auspicios de la ONU. Washington se apresuró a rechazar esta última idea.

Estados Unidos ha frenado temporalmente las presiones diplomáticas para conseguir el establecimiento de un embargo de armas a Irán. El secretario de Estado, George Shultz, se manifestó así tras entrevistarse el jueves con Shevardnadze.

Anoche, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad expresaron su voluntad de continuar trabajando en la búsqueda para la rápida puesta en práctica de la resolución 598 y de medidas adicionales para "asegurar el cumplimiento" de la misma.

[El ayatolá Jomeini, de 85 años, "sufre, al parecer, de un tumor cerebral" y se ha puesto en contacto con un neurocirujano, el austriaco Karl Fellinger, para ser operado próximamente, según rumores recogidos por el semanario francés L'Espress, informa AFP.]