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LA NUEVA DISTENSIÓN

Shultz y Shevardnadze anunciaran hoy un acuerdo para eliminar los misiles nucleares de Europa

Francisco G. Basterra

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, anunciarán hoy un acuerdo para eliminar los misiles nucleares de alcance intermedio estacionados en Europa, informó a medianoche (hora peninsular española) un portavoz norteamericano a la cadena de televisión CNN, tras una dramática y larga jornada negociadora que se prolongó hasta altas horas de la noche (hora de Washington).

En un ambiente de expectación desconocido desde la cumbre de Reikiavik, EE UU y la URSS decidieron ayer, por sorpresa, extender sus tres días de "constructivas" negociaciones para eliminar los misiles de alcance intermedio de Europa. El acuerdo será firmado por Gorbachov y Reagan, en Washington, posiblemente en noviembre.El encuentro de los dos ministros, que debía haber concluido a las seis de la tarde de ayer (hora española), fue prolongado inesperadamente. La prórroga de las discusiones se interpretaba anoche en Washington como un signo de que las dos superpotencias rivales harán público hoy un acuerdo histórico.

El acuerdo básico sobre el futuro tratado, el primero en la historia nuclear que eliminará una categoría completa de armas del suelo europeo y permitirá la tercera cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, fue alcanzado tras más de siete horas de negociación entre los dos ministros, acompañados a ratos por el consejero de Seguridad Nacional, Frank Carlucci, y por el viceministro soviético de Exteriores, Alesandr Bessmyrtnikh.

La señal más clara de que las cosas iban bien llegó cuando, a las once de la noche (hora peninsular), los portavoces de los dos ministros, Charles Redrnan y Gennadi Guerasimov, realizaron una inusual aparición conjunta en el Departamento de Estado para anunciar que los dos países, antes del próximo 1 de diciembre, llevarán a cabo negociaciones dirigidas al completo cese de las pruebas nucleares en todo el mundo.

A las doce de la noche (hora peninsular española), en contra de lo previsto, los ministros de Asuntos Exteriores de las dos superpotencias, George Shultz y Edvard Shevardnadze, continuaban reunidos en el octavo piso del Departamento de Estado. Pidieron que les subieran unos bocadillos para seguir dialogando con el estómago lleno, y cancelaron sus respectivas conferencias de prensa, previstas para anunciar al mundo el resultado de tres días de intensas negociaciones.

La tensión estaba explicada por lo que está en juego: la destrucción por la URSS de sus SS-20 apuntados hacia Europa, simultánea a la eliminación de los Pershing 2 y misiles de crucero desplegados por la OTAN en cinco países europeos apuntando a la URSS. Un final positivo significará asimismo que Ronald Reagan -el presidente más rabiosamente anticomunista de la historia de EE UU- firmaría con el que hasta hace poco calificaba de "imperio diabólico" el primer tratado de control de armas de su Administración.

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Centenares de periodistas, convocados a las 18.30 (hora peninsular española) para escuchar por boca de Shultz el resultado de las negociaciones, regresaron con sus cuadernos y magnetófonos vacíos a sus redacciones. El jefe de la diplomacia de la URSS había convocado a la Prensa a las 22.30 (hora peninsular española). El protocolo había previsto que las 72 horas de negociaciones, iniciadas el martes, concluyeran a mediodía.

Atmósfera relajada

Las conversaciones de Washington han transcurrido en una atmósfera relajada y muy optimista, con ambas partes insistiendo en que todos los problemas para un tratado sobre INF (verificación, plazos para destruir los cohetes y la cuestión de los Pershing 1A de la RFA) pueden ser definitivamente solucionados. "Está al alcance de la mano", dijo Reagan. Nunca, desde la invasión soviética de Afganistán, se había producido un diálogo tan constructivo entre las dos superpotencias.

La necesidad de utilizar más tiempo para resolver los últimos detalles y, anunciar hoy un triunfo diplomático es la explicación más razonable de la prolongación de las discusiones entre los dos ministros. Shultz y su colega soviético decidieron darse tiempo para anudar un acuerdo que permita la tercera cumbre entre Reagan y Gorbachov (noviembre es la fecha más probable) y la firma del tratado sobre INF.

El ambiente que se respiraba anoche en Washington recordaba un poco a la tensa espera producida en la última vigilia de la cumbre de Reikiavik. Pero, en aquella ocasión, un Shultz que casi no podía contener las lágrimas anunciaba al mundo el fracaso del encuentro entre Reagan y Gorbachov.

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