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Juan Pablo II dirime sus diferencias con los obispos norteamericanos

Francesc Valls

Juan Pablo II mantuvo ayer en Los Ángeles una de las sesiones más esperadas de su segundo viaje a EE UU: la reunión con los obispos norteamericanos, en la que surgieron los temas más polémicos que vive la Iglesia y donde se pusieron de relieve las distancias existentes entre EE UU y el Vaticano. El Papa aseguró que los católicos no pueden hacerse una moral a su medida, ni rechazar las enseñanzas eclesiásticas en temas como el divorcio, las segundas nupcias, el control de la natalidad y el aborto.

Los prelados norteamericanos se mostraron mucho más flexibles. El arzobispo de Chicago, John Quinn, citando al fallecido teólogo Karl Rahner, afirmó: "La única defensa de la herencia del pasado es la conquista del futuro. Pero para esto necesitamos prescripciones prácticas y no sólo principios abstractos".Aún respetando las enseñanzas de la Iglesia, el tono del episcopado norteamericano no estuvo en plena sintonía con el mensaje papal. El Pontífice rechazó la posibilidad de ser un buen católico si se disiente de la doctrina moral y excluyó de plano la posibilidad del sacerdocio femenino.

Las palabras de Juan Pablo II descalificaron la confrontación sistemática de algunos teólogos con las enseñanzas eclesiásticas.

En contraste, el cardenal Bernardin, arzobispo de Chicago, afirmó en su intervención: "Debemos ser capaces de hablarnos sinceramente, sin ningún temor; incluso si nuestro intercambio se caracteriza por alguna confrontación, debemos permanecer en calma".

Las discrepancias entre el mensaje papal y el de los obispos ha sido evidente. Juan Pablo II, no obstante, ha adoptado una actitud más comprensiva que en anteriores viajes y de su discurso se desprende una voluntad de imponerse a una Iglesia que vive una compleja realidad social. Prueba de ello es el respaldo explicitado por el Papa hacia documentos de la Conferencia Episcopal norteamericana especialmente.

Las reuniones mantenidas con anterioridad a la visita papal entre representantes estadounidenses y vaticanos ha dado sus frutos, evitando que las discrepancias adquirieran mayores proporciones en temas de moral y de comunión eclesial.

El Papa, en la Universal

La dificil visita del papa polaco a Estados Unidos salvó ayer uno de sus mayores escollos en la ciudad de los Ángeles, donde unas 300.00 personas le habían recibido en las calles de esta ciudad, la de mayor población hispana del país. Juan Pablo II mantuvo ayer en el área de Los Ángeles un encuentro con representantes de los medios de comunicación y visitó los estudios de la compaña cinematográfica Universal, desde donde mantuvo un diálogo televisivo con jóvenes de los EE UU.En la noche del martes, el Papa se reunió en los estudios de la Universal con numerosos actores y personalidades del espectáculo norteamericanas, como el comediante Bob Hope y los actores Ricardo Montalbán, Charlton Heston y Loretta Young, entre muchos otros. "En cierto sentido, el mundo está a vuestros pies", les dijo el Papa a los 2.000 representantes del mundo del cine y las comunicaciones presentes en la reunión. "Los productos de la comunicación pueden ser trabajos de gran belleza ... o pueden apelar y promover lo peor del ser humano: el sexo deshumanizado a través de la pornografía o de actitudes descuidadas frente al sexo y a la vida humana", recalcó. "Vuestro trabajo", les dijo, "puede ser una fuerza de gran bondad o de gran maldad".

En la ceremonía celebrada ayer con jóvenes, el Papa se emocionó al escuchar a un guitarrista manco, Tony Meléndez, que interpretó para él temas religiosos y una canción especialmente compuesta para la ocasión. "Eres un joven valiente que nos estás dando esperanzas a todos", le dijo el Papa mientras lo abrazaba y lo besaba.

También el Papa celebró una misa en un estadio olímpico repleto.

La actividad febril del Pontífice ha visto llegar también la polémica, originada en unas palabras suyas pronunciadas en San Antonio (Tejas). Juan Pablo II respaldó en aquella ciudad a quienes "con gran coraje y generosidad ayudan a aquellos hermanos que llegan del sur", en una clara referencia a los inmigrantes hispanos. La Prensa norteamericana y la propia Administración vieron en ello un respaldo al llamado movimiento de los santuarios, constituido por una serie de iglesias cristianas que ayudan a cruzar la frontera a los inmigrantes ilegales procedentes de América Latina y proporcionan ayuda a refugiados salvadoreños y guatemaltecos, a pesar de las fuertes limitaciones introducidas este año por la ley Simpson-Rndino.

El portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls, hizo público un comunicado oficial asegurando que el Papa no pretendía con ello apoyar a ningún movimiento, ni mucho menos contravenir una norma legal. La nota aclaratoria fue hecha pública después de que el Departamento de Inmigración y Naturalización hubiera expresado su intención de pedir una explicación oficial al Vaticano. Sin embargo, fuentes de este departamento manifestaron ayer a este diario que se dan por satisfechos con la respuesta dada en el comunicado. Asimismo, las mismas fuentes criticaron a la Prensa norteamericana por la interpretación dada a las palabras del Pontífice.

Protestas de feministas

Quienes sí expresaron ayer su contrariedad por la visita del Papa fueron las feministas de Los Angeles, un centenar de las cuales se manifestaron, criticando la política vaticana con respecto a la mujer. Paralelamente, otras 200 personas se congregaron ante la alcaldía de la ciudad, acusando abiertamente a Juan Pablo II de "ultraderechista" e "insensible" ante temas como la homosexualidad masculina y femenina.

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