Una buena idea desperdiciada
Presentada en el pasado festival de Cannes, Good morning, Babilonia, se convirtió, por su preciosa idea argumental y por la fama de sus autores, en una de las esperanzas del certamen. La esperanza se frustró.La película comienza bien. Los Taviani, en su propio territorio, se desenvuelven con soltura y, pese a la elementalidad de su estilo, Good morning, Babilonia funciona mientras la historia ocurre en Italia. Pero cuando la cámara emigra a Estados Unidos y el filme debe subir comienza su descenso, que conduce a un final intragable.
Este no se produce de una sola vez, sino a saltos y con efímeras subidas de calidad, lo que da a la película un curso arrítmico, en el que a buenas escenas emotivas suceden otras de menos calidad, a veces incluso mediocres. Por ejemplo: la crucial escena de la quema del elefante de cartón está realizada con tal falta de imaginación que en ella todo es pésimo, incluido el absurdo lugar elegido para rodarla.
Good morning, Babilonia
Dirección: Paolo y Vittorio Tavíani. Guión: T. Guerra y Paolo y Vittorio Taviani. Italia, 1987. Intérpretes: Vicent Spano, Joaquim de Almeida, Greta Scacchi, Desiree Becker, Omero Antonutti, Charles Dance, Margarita Lozano. Estreno en cines: Palacio de la Música, Novedades y California (en versión original). Madrid.
Intención bondadosa
Lo mejor de Good morning, Babilonia es su originalísima idea y su bondadosa intencionalidad melodramática. Pero esta intencionalidad está tan pegada a la imagen, que acaba devorándola: se ve lo que quieren hacer los hermanos Taviani con tal candor, que desborda a lo que efectivamente hacen. Y esto es muy inferior a aquello.Lo mejor, además de la maravillosa y desperdiciada idea argumental, es la interpretación, en la que Spano, Almeida, Antonutti, Dance y Scacchi realizan trabajos atractivos, y solventes, aunque la ingenua cámara de los cineastas italianos les ofrece pocas posibilidades de que su lucimiento contagie al filme como totalidad y ésta alcance la altura de sus partes.
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