Dos frentes internos
El nuevo triunfo de Cory Aquino al desactivar el más serio intento de golpe militar en Filipinas amenaza con profundizar aún más las divergencias entre los dos frentes que conviven dentro de su Administración: el de los partidarios de soluciones políticas ante los problemas de la guerrilla comunista y de reformas sociales para erradicarla a largo plazo y la de los elementos más conservadores, entre ellos los militares, defensores de la tesis de que sólo un ejército bien equipado y pagado podrá acabar con las guerrillas comunista y musulmana.
Los militares golpistas que protagonizaron los acontecimientos del pasado viernes se presentaban como ardientes luchadores contra el comunismo. No era la primera vez que se utilizó la bandera del anticomunismo para intentar derrocar a Cory, aunque en los casos anteriores aparecía un vínculo entre: los rebeldes y el ex presidente: Ferdinand Marcos, cosa que ahora no ha ocurrido.
Los militares filipinos desean mejores condiciones a todos los niveles económicos, mejor promoción y material bélico más moderno. Pero también mayor peso en la dirección de los asuntos políticos, como intentaron los oficiales golpistas. Fracasaron en su propósito, pero han reforzado con su acción la posición del Ejército en los asuntos nacionales.
Y en el otro frente, un puñado de hombres de corte progresista intentan sacar adelante reformas sociales, como la agraria, cuyo principal dificultad radica en la obtención de los fondos necesarios en un país con una deuda externa que roza los 30.000 millones de dólares y cuyas repetidas operaciones desestabilizadoras desalientan a los inversores extranjeros y alejan al turismo.
Para algunos analistas políticos, Cory Aquino sale fortalecida de la intentona golpista, en un momento en que arreciaban las críticas, sobre todo de la izquierda, por la ineficacia del Gobierno para aumentar la calidad de vida de los 56 millones de filipinos.
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