Desafío a Moscú

Varios miles de manifestantes nacionalistas se reunieron el pasado fin de semana en las capitales de los tres Estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, para llamar la atención del 482 aniversario del pacto nazisoviético, que les condujo a una incorporación forzada a la Unión Soviética. Las reuniones fueron pacíficas y no hubo serios intentos de disolverlas por parte de las autoridades. Estos acontecimientos son solamente los últimos de una serie de desafíos a la lógica de glasnost (transparencia) y tienen mucho en común con las primeras manifestaciones de los tártaros de Crimea en Moscú pidiendo la vuelta a su tierra. Hay también similitudes con las peticiones hechas por los periodistas e historiadores soviéticos para un relato más claro de las primeras purgas de Stalin.Así como las masas en Vilnius, capital de Lituania, buscaban algún grado de independencia nacional, también pedían libertad para la Iglesia católica. Gorbachov puede apelar al patriotismo, incluso a los sentimientos religiosos del pueblo ruso, como Stalin hizo reiteradamente en los oscuros días de la guerra. Pero estas llamadas no significan nada para aquellos que no son rusos. Para muchos, en los Estados bálticos, su patriotismo es una cuestión antisoviética y su Iglesia es católica no ortodoxa. Para ellos, la Iglesia católica es un símbolo de resistencia nacional al expansionismo y a la dominación rusa.

28 de agosto