Menos películas y mayor selección en la Mostra de Cine de Venecia
La 44º edición de la Mostra de Venecia, el más veterano de los festivales cinematográficos, que se inicia hoy y acaba el 9 de septiembre, ha de significar un pequeño cambio de orientación. De entrada, porque ha cambiado de director: después de cuatro años, el democristiano Gian Luigi Rondi -que había sucedido al cuatrienio del comunista Lizzani- deja el cargo en manos de Gugliemo Biraghi. Biraghi, crítico de cine en el diario romano Il Messaggero y director del Festival de Taormina, ha optado por reducir la oferta -menos películas- y ser, dice, más exigente en el criterio de selección, actitud que tanto se adapta a la baja de la producción cinematográfica de estos últimos años como a la evidencia de que Cannes es el mercado más importante y no vale la pena malgastar esfuerzos en competir por un terreno que ya está ocupado.
La selección de 1987 no presenta grandes sorpresas: el último Rohmer -L´ami de mon amie-, para inaugurar y recordar que el año pasado el cineasta francés se llevó el León de Oro con Le rayon vert. Y a continuación un desfile de nombres conocidos: James Ivory, Miklos Jaricsó, Louis Malle, Alain Tanner, Claude Goretta, Gluliano Montaldo, Ermano Olmi, Jacques Doillon o Alan Rudolph, directores todos ellos que encarnan ese cine más personal y arriesgado que, desde finales de los cincuenta, ha crecido en los márgenes de la industria. La lista se completa con nombres de directores menos conocidos, al menos in ternacionalmente, con la inclusión de un veterano italiano -Luigi Comencini y su Un ragazzo di Calabria- y con la presencia de un grande de Hollywood, nada más y nada menos que John Huston, de quien se proyectará The dead, una producción independiente, protagonizada por Anjelica Huston. Entre esos directores internacionalmente menos conocidos figura el español José Luis García Sánchez, seleccionado por Divinas palabras, una arriesgada adaptación a la pantalla del mundo valleinclanesco. García Sánchez, que hace algunos años ganó en Berlín con Las truchas, últimamente parece buscar su inspiración en el teatro, algo que le funcionó muy bien con La corte del faraón y más modestamente en Hay que deshacer la casa.
De muchas de las películas apenas se sabe otra cosa que el nombre y la nacionalidad de su autor. De otras, como por ejemplo A revoir les enfants, de Louis Malle, existe información suficiente como para esperar con curiosidad este relato autobiográfico, situado en 1944, que recupera el universo que tan bien describió Lacombe Lucien y en el que se hablaba de la ocupación alemana vista desde la adolescencia. De la nueva producción de Ivory sabemos que, como A room with a view, está basada en una novela de Forster, concretamente, en Maurice, una historia de amor homosexual.
La cinta de Alan Rudolph, Made in heaven, transcurre, tal y como indica el título, en el cielo, entre ángeles, algo que Wim Wenders parece haber puesto de moda, aunque los suyos paseen por la tierra y acaben por convertirse en humanos, algo que no hacen los de Rudolph, a no ser que el nuevo final rodado a última hora nos sorprenda en este sentido. El último trabajo del húngaro Miklos Jaricsó ha merecido la consideración de obra perteneciente al género fantástico, quizá porque el relato está poblado de monstruos.
El jurado internacional que repartirá los leones no cuenta, por primera vez en algún tiempo, con ningún miembro español. Los actores Michael York y las actrices Irene Papas y Sabine Azema, los directores de fotografía Vittorio Storaro y John Bailey, la guionista argentina Beatriz Guido, la productora Regina Zlegler y cineastas como Carlo Lizzani, Karoly Makk, Anja Breien, Sergei Soloviev y Ana Carolina Teixeira Soares son los elegidos en esta ocasión.
La retrospectiva consagrada a un autor lo está este año a Joseph L. Mankiewicz, director, productor y guionista de varias de las mejores películas americanas de todos los tiempos, entre ellas la celebérrima Eva al desnudo.
Babelia
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