'Contacto 620', La Voz de Nicaragua
Un programa de radio obliga a los polificos a dialogar con el pueblo
La entrada del enviado de este periódico en la emisora y la petición de asistir desde dentro a la realización del programa fueron, como casi todo en Contacto 620, completamente improvisadas. No medió una cita previa. Bastó llegar a la cerca de entrada de La Voz de Nicaragua, cuando el programa ya había empezado, y pedir ver al realizador de Contacto 620. Noel Fuentes, de 32 años, el periodista conductor del programa salió personalmente a recibir al huésped. Para ello tuvo que dejar por unos momentos de atender los cinco teléfonos, que no cesan de timbrar con llamadas desde la calle.Fuentes practica un día tras otro lo que él define como comunicación horizontaL. Este concepto, que suena a término de diccionario de sociología de la comunicación, consiste en "hacer bajar a los que están arriba y ponerlos a la misma altura de los de abajo".
Un técnico al otro lado del cristal; una secretaria que atiende al teléfono, pero que abandona con frecuencia su puesto; un estudio desde el que insertan la música, y una mínima redacción de noticias son todo el aparato interno del programa. En la calle se mueven tres unidades para seguir los temas. "Pero el verdadero protagonista, el que marca el guión del programa, es el pueblo de Nicaragua". En las palabras de los responsables no hay un ápice de retórica.
El caso de Juana Nurinda
En ocasiones los oyentes llegan hasta las mismas puertas de la emisora para denunciar su caso y pasan al estudio. Juana Nurinda, de 35 años, es una campesina analfabeta de origen indígena. Se presenta en el estudio de Fuentes para exponerle que, por una decisión de un funcionario del Ministerio de la Reforma Agraria, unos desplazados han ocupado sus 2,5 manzanas (algo menos de dos hectáreas) y destruido sus sembrados de frijol y maíz.La mujer presenta los papeles que considera le dan derecho a la tierra. Fuentes le advierte que "después de las 9.15, porque hasta esa hora no llegan las secretarias, y luego, más tarde, los jefes; trataré de entrar en contacto con el funcionario". Un papel rudimentario pegado en el cristal que separa el estudio del técnico advierte: "Hablemos lo necesario. Dejemos que hable nuestro pueblo".
Una llamada de Masaya denuncia que el colegio Salesián ha subido la cuota por alumno de 10.000 córdobas mensuales (230 pesetas) a 25.000. El sueldo medio de un obrero nicaragüense se mueve ligeramente por encima de las 2.300 pesetas. El comunicante pregunta si el Ministerio de Educación ha autorizado ese incremento del 150%. Se encarga a la unidad móvil que investigue el tema.
Cuando Fuentes calcula que ya ha llegado la hora de llamar al Ministerio para preguntar por el caso de Juana Nurinda el periodista se sirve de la última guía telefónica editada en Nicaragua. La guía tiene ya más de cuatro años y la coincidencia del número buscado es cuestión de suerte.
Después de varios intentos Fuentes consigue tener al teléfono al funcionario responsable de las medidas que afectan a Juana Nurinda. La mujer, aunque analfabeta, tiene facilidad de palabra y no se inhibe ante el micrófono. Explica Juana que es madre de un caído y que le destruyeron los sembrados. El funcionario responde que la tierra sólo se entregó en custodia a la mujer, cuando su propietario, un guardia somocista abandonó Nicaragua. Replicala mujer: "Yo liberé esas tierras, porque yo delaté a ese hombre y dije que era contra". El funcionario se indigna, y sin decir palabra cuelga el teléfono. Fuentes critica este comportamiento y comenta que "el compañero ha implementado la política del avestruz". No ceja el periodista e intenta localizar al jefe del funcionario que se negó al diálogo.
Llamada desde León
Llaman desde León para denunciar que cuando varios músicos celebraban una fiesta privada, llegó un grupo de policías sandinistas, "que querían entrar gratis y organizaron un gran escándalo y se llevaron preso a un compañero. Quiero denunciar esto para que les den un curso de derechos humanos y no actúen como déspotas". Fuentes ordena a un corresponsal que investigue el incidente e informe.Llama un asistente del Ministerio de Educación para tratar el tema de las subidas de los colegios. Sale al teléfono un alto jefe del Ministerio. Tras un diálogo, el funcionario admite que "puede haber una confusión, y vamos a asumir lo que dice". Fuentes le emplaza para que dé una respuesta por la radio en los próximos días.
Casi al final del programa entra en el estudio Cristina Reyes, y explica su dificil sítuación. Viene desde Somotillo, que está al lado de la frontera con Honduras, a unos 170 kilómetros de Managua. Explica la señora que su hijo se fugó con una enamorada. Explica la mujer que la muchacha es hermana de un militante del Frente Sandinista que amenazó con matar a su hijo, "si la hermana sale panzona". El programa finaliza, pero el periodista promete que llamará a la policía de Somotillo por la tarde. La mujer se marcha aliviada.
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