Conmoción en Galicia
X. M. PEREIROEl lanzamiento de la candidatura de Manuel Fraga a la presidencia de la Xunta en 1989, dado por seguro en declaraciones del vicepresidente aliancista José Manuel Romay Beccaría, ha conmocionado a la clase política gallega, incluidas las instancias aliancistas.
Los distintos líderes de la oposición al Gobierno conservador -socialistas, nacionalistas y los distintos centrismos que se intentan aglutinar bajo la etiqueta galleguista- han calificado el hecho de "intento aliancista de superar su propia crisis" o "moción de censura implícita al Gobierno de Fernández Albor".
Asimismo, han resaltado lo discutible del autonomismo del veterano líder gallego, aunque todos son conscientes en su fuero interno de que el carisma de Manuel Fraga, aureolado de galleguismo en los últimos tiempos, probablemente haría imparable su camino hacia el palacio de Raxoy, sede del Gobierno autónomo.
"Jefe de la oposición"
El secretario general del PSOE de Galicia, Antolín Sánchez Presedo, ha destacado que el anuncio de la candidatura "evidencia el fracaso de la derecha para gobernar Galicia" y ha comentado irónicamente que Fraga "será un buen jefe de la oposición".
José Luis Barreiro, ex vicepresidente de AP y líder de una de las formaciones que intentan confluir en el centro galleguista -y que en su día había declarado "esto sólo lo podría arreglar Fraga"-, ha resaltado el carácter de provisionalidad en que quedarían tanto el presidente Fernández Albor como el Ejecutivo gallego.
Se han multiplicado además las referencias a una eventual moción de censura de los grupos opositores en el Parlamento gallego (PSOE, BNG, EG, Bloque y UDG de Barreiro), mayoritarios si llegan a ponerse de acuerdo.
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