De vuelta sin haberse ido

ALEX GRIJELMONadie se va de la política si no se va también de los periódicos, y esto no es siempre un acto voluntario.

Manuel Fraga dimitió como presidente de Alianza Popular el 1 de diciembre de 1986, con la intención de dedicarse a pensar y descansar. Solamente se concedió el gusto de intervenir en la clausura del congreso que eligió a los nuevos dirigentes del partido, el 8 de febrero pasado. Allí, entre las ovaciones del público, se quejó amargamente ("ha habido entre nosotros demasiadas intrigas") y se fue.

La primera consecuencia de este tipo de retiradas es que el editor José Manuel Lara ofrezca un buen adelanto por escribir unas memorias. De eso también resulta difícil librarse, y por ahí vinieron en seguida las primeras noticias de un político que se creía apartado del mundanal ruido. Manuel Fraga admitió poco después en una emisora que pensaba vivir en los próximos meses del dinero que le anticiparía la editorial Planeta mientras buscaba otro trabajo. No habría de esperar mucho tiempo.

Algunos políticos consumen horas pensando en cómo aparecer en la Prensa, pero en cambio Fraga ha encontrado en estos meses, y sin proponérselo, holgados espacios por motivos tan dispares como una cena en Oxford con los antiguos colegas universitarios, su baja en el Club Siglo XXI por la invitación a Iñaki Esnaola, la participación en el jurado del Premio Príncipe de Asturias o la accidental circunstancia de que se le casara un hijo.

Las repetidas apariciones en primera página durante tantos años crean adicción en el público, y así nadie puede retirarse de verdad. Tamaño capital político no podía ser desperdiciado si se buscaban candidatos con gancho, y resultó que un buen día -"disciplinadamente", según dijo-aceptó convertirse en aspirante a eurodiputado.

"Puede ser"

Desde aquel 16 de marzo, fecha oficial del anuncio, su actividad volvió por donde solía, después de que su inactividad le mantuviese donde solía. Regresó a la política sin haberse ido de los periódicos.

La campaña le llevó de un sitio a otro, pero Fraga dedicó especiales esfuerzos en Galicia. Comenzaron los rumores. Eduardo Punset, su competidor por la parte del CDS, insistía en sus actos electorales: "Fraga está en esta batalla por casualidad, porque lo que él desea es ser candidato a la Xunta de Galicia".

La posibilidad le fue planteada al comienzo de la campaña (EL PAÍS, 19 de mayo), y su respuesta dejaba entrever un deseo reprimido: "Puede ser que un día alguien me lo pida, o que yo considere... Pero ahora no me planteo eso".

Los resultados de su candidatura fueron contundentes en Galicia: AP tendría a su alcance la mayoría absoluta en el Parlamento autónomo si se repitiesen los votos que él consiguió para la candidatura europea en las cuatro provincias.

Aún queda mucho tiempo. Un año y medio para contemplar cómo cada día estará de vuelta sin haberse ido del todo.