El artista español Eduardo Arroyo exhibe en Aviñón una muestra retrospectiva de sus trabajos para el teatro
En el marco de la 41ª edición del Festival de Teatro de Aviñón (Francia), desde el pasado 11 de julio y hasta el mes de septiembre permanece abierta en el Palacio de los Papas una muestra artística dedicada a las obras relacionadas con el teatro de Gilles Aillaud y Eduardo Arroyo. Ambos artistas se han caracterizado desde siempre por su amor a la escena, para la que han realizado todo tipo de trabajos plásticos, desde escenografías, figurines, luminotecnia y materiales diversos hasta los carteles de las obras; pero además, más allá de lo que cabe esperar de dos pintores, ambos también han escrito sendas piezas teatrales: Eduardo Arroyo, la titulada Bantam, y Gilles Aillaud, Vermeer à Spinoza.
Desde la época heroica de la vanguardia histórica, los artistas plásticos más célebres han colaborado en los montajes de piezas teatrales, ballets y óperas, como hicieron Pablo Picasso, Joan Miró, Juan Gris y Salvador Dalí, por sólo citar a creadores españoles. En los casos de Gilles Aillaud y Eduardo Arroyo, sin embargo, esta intervención en lo teatral ha sido, en efecto, tan intensa y brillante que difícilmente encuentra parangón. Generalmente colaborando con el alemán Klaus M. Grüber, uno de los directores teatrales más respetados hoy en Europa, Aillaud y Arroyo han trabajado en piezas representadas en los mejores escenarios de Francia, Italia y Alemania Federal.El currículo a este respecto del español Eduardo Arroyo, nacido en Madrid en 1937, es suficientemente elocuente, ya que ha participado, como escenógrafo o figurinista, y a veces compaginando ambas labores, entre otros, en los siguientes montajes: Off limits, de A. Adamov, para el Piecolo Teatro de Milán; Wozzeck, de Berg y Brecht, para la ópera de Bremen; Las bacantes, de Eurípides, para el Schaubaline de Berlín; Las walkirias, de Wagner, para la ópera de París; La vida es sueño, de Calderón, para el Teatro Español de Madrid; Nostalgia, de F. Jung, para el Piccolo Teatro de Milán; La Cenicienta, de Rossini, para el Teatro Municipal de París, y, claro, Bantam, de la que es autor, sucesivamente representada en Múnich y Dortmund.
Adaptándose a las condiciones de la Grande Chapelle del Palacio de los Papas de Aviñón, Arroyo y Aillaud han reconstruido ciertos ambientes de las Bacantes y del Fausto, junto a los cuales se exhiben documentos y objetos relacionados con las piezas de las que son autores.
Cuadro viviente
Fotografías, vídeos y dibujos del resto de su trabajo para el teatro completan esta excelente muestra, que confirma la seducción irresistible por el cuadro viviente. La exposición permanecerá abierta hasta el próximo mes de septiembre.
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